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El rol de los bancos en la pandemia de COVID-19, el crédito que retoma el crecimiento, la reconversión del modelo de negocios del sector, la desdolarización que impulsa el Banco Central y otros aspectos. De eso habló el presidente de la Asociación de Bancos Privados (ABPU) y CEO y country head de Scotiabank Uruguay, Horacio Correge en entrevista con El País.
-En mayo de 2020 decía en una entrevista con El País que los bancos estaban llamados a ser parte de la solución, a diferencia de crisis anteriores que se iniciaron en el sistema financiero, ¿cómo evalúa que se dio ese rol?-Eso fue así, cuando se inicia la pandemia, en un momento de alta incertidumbre, los bancos llevaron certeza al mercado asumiendo la responsabilidad que les cabía y llevando alivio a sus clientes. Luego durante toda la pandemia los bancos estuvieron a la altura, en el sentido de brindar el apoyo que las empresas y los distintos consumidores necesitaron a lo largo de toda la pandemia. Uruguay tuvo un muy buen manejo en la pandemia y se destaca de otros países. La pandemia expuso, de alguna manera, mucho de los regímenes políticos y los lideres no estuvieron a la altura. No fue el caso de Uruguay, más allá que en algún momento no la tuvimos fácil. La banca fue un actor relevante que, al menos en Uruguay, ayudó a sobrellevar la situación de pandemia, apoyados en regulación que nos permitió adoptar ciertas flexibilidades y demás. Pero también en el caso de las pequeñas empresas que son más vulnerables a los ciclos económicos, hubo un programa de garantías del gobierno y los bancos obviamente tuvimos un desarrollo bien importante en atender a ese segmento y obviamente en el crédito a las personas que en los momentos más delicados ofrecimos reprogramaciones, y después estuvimos junto a ellos para cada fue el caso atender y cubrir sus necesidades, y también cuando ya se planteaban otras cuestiones como cambiar el auto o la casa, también estuvimos ahí los bancos. El balance a casi dos años de pandemia, de cómo la banca actuó, es bien positivo.
-El BCU permitió a los bancos reprogramar créditos sin necesidad de castigarlos con un cambio de categoría. Había temor de que cuando esa flexibilidad terminara, la morosidad se disparara, pero finalmente no ocurrió, ¿qué influyó en eso?-Creo que funcionó bien el timing de reprogramación y también Uruguay tiene una plaza financiera que está fundamentalmente compuesta por instituciones de muy alta calidad. Si ves un indicador de morosidad de las empresas, hoy asistimos a los más bajos que hemos tenido. Y eso lo decimos atravesando el 2020 donde el Producto Interno Bruto (PIB) cayó un 6%. Hoy las empresas tienen una situación financiera saneada, sus balances ordenados y están en buena forma como para capitalizar la mejora que ya se vislumbra en términos económicos en general. Obviamente, hubo sectores que fueron más afectados por la pandemia y ahí estuvimos los bancos con las herramientas adecuadas para dar soporte y hubo otros sectores que la pasaron mejor o no tan mal durante la pandemia. En general las carteras de (de crédito) gozan de una muy buena salud, como no habíamos visto hace mucho tiempo.
Si bien nació en Buenos Aires, se crió hasta los 10 años en Carhue, una ciudad pequeña en el interior de la provincia de Buenos Aires a 600 kilómetros de la capital. Vive en Uruguay desde 2006, como parte de un proyecto vinculado a la compra del Nuevo Banco Comercial por parte del grupo inversor Advent. Trabajó entre 1990 y 1996 en la compañía de producción y exploración petrolera Astra, en la Patagonía argentina e incluso en Venezuela. Luego se fue a hacer la maestría a Estados Unidos y entre 1998 inició su carrera en el mundo financiero en el banco Bozano Simonsen (como gerente de operaciones financieras) en Brasil. Entre fin de 1999 y marzo de 2002 fue gerente de Planeamiento en el banco Bansud en Argentina. Luego asesoró a fondos de private equity, dentro de los que estaba el grupo Advent que adquirió en 2006 el Nuevo Banco Comercial (NBC, formado con parte de los bancos quebrados en la crisis de 2002) en Uruguay. Desde 2006 y hasta 2010 fue sugerente general (deputy CEO) del Comercial y entre 2010 y 2015 fue gerente general (CEO) del NBC. En el medio, en 2011 el banco canadiense Scotiabank compró las operaciones del Nuevo Banco Comercial y de la financiera Pronto! (donde el grupo Advent era accionista mayoritario).Entre 2015 y febrero de 2018 fue vicepresidente ejecutivo y vicepresidente de banca minorista de Scotiabank Uruguay (tras el cambio de nombre) y desde febrero de 2018 es country head y CEO de Scotiabank Uruguay.Además, en abril de 2019 asumió la presidencia de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU) que es rotativa entre las instituciones y que actualmente ejerce.
-El crédito empezó a aumentar después de varios años estancado, ¿cómo ve esa reactivación del crédito y por qué el sistema financiero todavía sigue muy líquido y con mucha capacidad para prestar?-En general los bancos por un lado, logramos transmitir en la sociedad los niveles de confianza adecuados como para que confíen en la banca sus depósitos, sus ahorros, no solo transaccionales sino los ahorros genuinos. Es cierto que los niveles de crédito en el sistema en función del PIB son bajos respecto a economías desarrolladas, pero si los comparás con nuestros vecinos, puede resultar no tan bajo. Por supuesto que dentro de la agenda de negocios de los bancos en particular, y de desarrollo del país, hay espacio para crecer. Pero, no vamos a empujar el crédito a costa de tomar malas decisiones. El crédito bancario cubre una parte de la demanda crediticia, que en general son las inversiones a corto y mediano plazo, que están razonablemente bien cubiertas. Y en la medida que empiece a verse una reactivación de la economía en Uruguay, vamos a cerrar un año de crecimiento por encima del 3,5%, el próximo año hay expectativas de que Uruguay crezca en torno al 3%, se está viendo la llegada de proyectos de inversión y hay una mejora general del clima de negocios y el aumento del crédito va de la mano de esa mejora de expectativas. Con lo cual, esperaría que en 2022 el crédito siga en esa senda de crecimiento.
-Como presidente de la ABPU, ¿cuál es el tema que más preocupación le genera?-Hoy diría que la agenda de la ABPU viene en trabajar en conjunto con autoridades y Banco Central (BCU) en los temas que preocupan a la banca. Por un lado tienen que ver con el desarrollo de una agenda de crecimiento, desarrollo de lo que son sistemas de medios de pago, viabilizar las inversiones para que en una industria que es de capital intensivo como la banca y que actúa en un mercado acotado como es Uruguay podamos tener un desarrollo de la banca acorde con los estándares de los países más desarrollados. Y de la mano de la reconversión de nuestro modelo de negocios, yendo a un modelo mucho más parado en tecnologías digitales, también emergen nuevos riesgos como son todos los temas de ciberseguridad y eso es en lo que estamos trabajando. Los bancos reenfocamos nuestras inversiones mucho más a lo digital y eso implica revisar nuestra presencia física. Es algo que está ocurriendo en Uruguay y en el resto del mundo y vemos que esa tendencia va a seguir en ese camino. -El proyecto de ley que refiere a cambiar como se ajustan los topes de usura, ¿les inquieta?-A ver, nos inquieta en la medida que no sea correctamente instrumentado. Como bancos sabemos que actuamos en una industria regulada y siempre hemos tenido regulaciones de toda índole. Ahora, ojo que esas regulaciones si no están correctamente instrumentadas y no aprovechamos la oportunidad de valernos de las experiencias que han pasado en otros mercados, pueden terminar siendo contraproducentes. Claramente, si sos muy lineal y uy agresivo en la baja de tasas que permitís financiar, lo que terminás ocasionando es que haya sectores que son excluidos del crédito. Y no es que a esos sectores al final del día no vayan a ser usuarios de crédito, sino que terminan siéndolo de un sistema informal, en que no existe regulación del BCU, no existen sistemas transparentes de información y no existen los debidos procesos y garantías para aquellas personas que van a endeudarse, con lo cual al final del día terminan endeudándose a tasas más altas y sin ningún tipo de protección. Creemos que hoy el sistema financiero de Uruguay es relativamente completo, en el sentido que tenemos bancos de clase mundial y compañías financieras que atienden determinados segmentos que por ahí no acceden a los bancos, con lo cual hay una oferta de crédito bastante completa.
-En 2022 se van cumplir 20 años de la última crisis financiera que sufrió Uruguay, ¿qué lección cree que se aprendió de la misma?-Aquello fue una crisis que de alguna manera tuvo parte de la razón de ser y se gestó de un sistema financiero que no era sólido. Hoy a nivel internacional, y producto de esta pandemia, tenemos también un contexto de altísima incertidumbre por la vuelta de las presiones inflacionarias, disrupciones en las cadenas de suministros, presiones sobre la oferta de trabajo, etc. En ese marco, ha habido una mejora de los ámbitos regulatorios, ha habido una depuración de la calidad de las instituciones bancarias que actúan y hoy tenemos instituciones de clase mundial, un sistema financiero absolutamente saneado. Cuando vez la salud financiera del mercado uruguayo en general, los balances están sólidos, con estructuras financieras adecuadas. La plaza está desde el punto de vista financiero más ordenada y con una resiliencia mucho mayor para enfrentar las volatilidades e incertidumbres propias de cualquier crisis.
-¿Cómo ven la iniciativa del BCU de desdolarización de la economía y qué pueden hacer los bancos, dado que parte del problema es que los depósitos están en un 80% en dólares y eso tiene otras consecuencias respecto a la capacidad de prestar en moneda nacional?-La desdolarización de la economía es de los temas relevantes que el BCU nos ha transmitido cuando presentó a la ABPU su agenda estratégica para el quinquenio. Ahora, hay un tema cultural y de expectativas, que básicamente pasa por la política monetaria. En los últimos 10 años más del 90% del tiempo la inflación ha estado por fuera de la meta que el BCU tiene. Ahí hay un primer paso de la autoridad monetaria en hacer creíble las expectativas de la inflación. ¿Qué podemos hacer los bancos? La gente confía en el dólar y nos pone los depósitos en dólares, el 80% de nuestros depósitos son en dólares. Obviamente podemos completar la oferta de productos activos y pasivos en pesos. Tenemos una oferta que creemos que es adecuada a la demanda que hoy existe, porque hay préstamos a corto plazo de consumo, préstamos a largo plazo en pesos con la cobertura de la protección inflacionaria porque son en Unidades Indexadas (UI) y del lado del ahorro, también tenemos los instrumentos. La mayoría de la gente prefiere salvaguardar el fruto de su esfuerzo, que son los ahorros, en dólares, pero también está la posibilidad de hacer plazos fijos en pesos, que hoy por la política monetaria, las tasas reales son negativas (menores que la inflación). Pero también en el caso de Scotiabank hemos desarrollado productos de cajas de ahorro en UI, entonces si la preocupación de corto plazo es cubrirse de la inflación creemos que ahí hay un producto atractivo. Y pese a lo atractivo y que desde un punto de vista formal podés construir el caso a cualquier inversor que en determinados escenarios hubiese estado mucho mejor ahorrar en pesos que en dólares, al final del día el inversor decide con el estómago y confía en el dólar. No hemos tenido toda la aceptación que hubiéramos esperado en el producto, creemos que también es un tema de maduración, pero que va de la mano con una mayor credibilidad de la moneda local y un mayor combate a la inflación. Se que es prioritario en la agenda de este BCU.
-El BCU ha venido aumentando la tasa de política monetaria en sus últimas reuniones, y va a seguir haciéndolo, ¿se va a ver un traslado de esa tasa a lo que los bancos pagan por los depósitos y cobran por los créditos o todavía es muy temprano?-Es temprano, pero eso va a trasuntar, porque en la medida que aumenta el costo del dinero, obviamente en función de la capacidad que el mercado tenga para absorber ese mayor costo, podría haber un traslado claramente en determinados sectores. En lo que tiene que ver con segmentos corporativos que se endeudan y toman como referencia la curva de tasas, seguramente ese sea el caso. Del lado pasivo, también va a depender de las necesidades de fondeo de la banca. Hoy la banca está muy líquida, sobre todo en dólares, quizás no tanto en pesos. Entonces, si empieza a haber una demanda en pesos y los pesos empiezan a ser un recurso escaso, quizás ahí empecemos a ver mejores tasas al momento de captar depósitos.
-¿Cuál ha sido la visión de Scotiabank en estos dos años de pandemia?-En este último año, hay determinados segmentos que han evolucionado de manera muy positiva, nuestra línea de negocios de créditos hipotecarios ha tenido meses récord de operaciones en los últimos meses. Todo lo que tiene que ver con el desarrollo del mercado automotor ha tenido muy buena evolución. El segmento de las pymes que si bien tuvo el apoyo del sistema de garantías estatal, también tuvo una muy buena evolución y crecimiento del crédito, nuestro segmento corporativo creció bien y también hubo una suba en los depósitos. En la medida que empieza una mejora de la situación económica y las expectativas, también estamos viendo un retorno de los niveles de consumo con la consiguiente mejora de los préstamos al consumo, evolución del negocio de medios de pago y demás. Estamos cerrando el año con un muy buen momento y eso nos hace tener expectativas para el próximo año.
-Scotiabank tiene su administradora de crédito que es Pronto!, ¿cómo ha ido ahí el negocio?-Tomamos quizás una aproximación cauta respecto a la oferta de créditos al consumo hasta entender qué era lo que pasaba con la pandemia. En la medida en que asistimos en los últimos meses a una recuperación en los niveles de empleo, recupero de puestos de trabajos perdidos, reenfocamos nuestra estrategia en función de esa evolución y hoy estamos creciendo con buenos niveles y con bajos índices de morosidad.-¿Es más negocio la financiera que el banco?-Son dos negocios importantes para nosotros en Uruguay y son complementarias. El banco tiene una gran fortaleza en todo lo que tiene que ver con atender el segmento bancario y una ventaja competitiva en lo que es la captación de ahorro público y la financiera tiene una ventaja competitiva en la originación, dar servicio y producto a los segmentos de préstamos al consumo que atiende. El modelo óptimo tiene que ver con esa complementariedad.
-Mencionó la digitalización a nivel de bancos, ¿qué está haciendo Scotiabank en Uruguay en ese sentido?-Estamos trabajando en fuertes inversiones en digitalización, no solo de cara al cliente. Estamos en un proceso de reconversión de nuestro modelo de atención, en donde los clientes cada día nos piden transitar más lo que tiene que ver con lo digital, estamos invirtiendo fuerte en lo que es nuestra app, vamos a tener una nueva app de ventas, tenemos nuestra solución de pagos. Pero también es bien importante trabajar en todo lo que tiene que ver con los procesos de punta a punta como para que la experiencia sea digital en términos de poder dar servicios. Esto requiere inversiones importantes en procesos y en tecnología. También estamos trabajando en un fuerte proceso de cambio cultural, que tiene que ver con cambios de las maneras de trabajo como la adopción de metodologías ágiles y la incorporación de nuevas capacidades y talentos. La adopción de formas de trabajo híbrido (presencial y teletrabajo) es también una realidad dentro del banco. -Algunos bancos han optado por el desarrollo tecnológico propio como Itaú, otros han apostado más por adquirir fintechs como Santander, ¿en el caso de Scotiabank cuál es la aproximación?-Localmente nos amparamos en lo que tiene que ver con desarrollos propios y trabajamos con proveedores locales. Tenemos de alguna manera la ventaja de pertenecer a un banco de clase mundial, que tiene fábricas digitales establecidas otras geografías en donde hace sociedades o incorpora empresas de tecnología. Nosotros nos apalancamos en Uruguay en esas buenas prácticas de trabajo o desarrollos para poder capitalizarlos localmente.
-En cuanto al perfil del cliente, ¿Scotiabank va por segmentar más el cliente al que apunta?-Hoy Scotiabank está cumpliendo 10 años en Uruguay. Hace cinco años adquirió las operaciones de Discount Bank con lo cual incorporó una base de clientes allí. Si ves la propuesta de valor y el posicionamiento de marca de Scotia y la base de clientes, se apalanca en las operaciones adquiridas tanto del Banco Comercial como de Discount pero hoy tiene un posicionamiento de marca mucho más sólido, mucho más robusto y con una propuesta de valor mucho más completa que atiende a los distintos segmentos. Tenemos una propuesta que es fuerte para el segmento de altos ingresos, pero también tenemos propuestas para los segmentos masivos y hasta los segmentos emergentes también los atendemos a través de la financiera que es Pronto! Tenemos una gran solidez desde el punto de vista institucional y propuestas de valor que atienden a las necesidades de cada segmento.
¿Qué expectativas tiene para los próximos años para Scotiabank?-Scotiabank está llamado a ser un banco relevante dentro de lo que es la economía uruguaya y en cada una de las geografías donde actúa. Actuamos con un propósito y con un sueño que es hacerle mejor la vida a aquellas personas de las comunidades donde estamos y viabilizarle los sueños. Si son empresas, viabilizarle sus proyectos de inversión. Si son personas, posibilitarles el acceso a su vivienda propia, posibilitarle las vacaciones, la educación de sus hijos, el acceso a un automóvil. Eso no va a cambiar. Irá cambiando el modelo de negocios, pero la razón de ser de nuestro negocio va a permanecer en el tiempo.
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