De dos centros a muchas redes

Barcelona puede acoger con éxito a más escuelas formadoras de gestores y líderes que atraigan talento de todo el planeta precisamente porque ya cuenta con dos punteras, como IESE y Esade. Martínez Sierra, flamante decano de la de la UPF, recurre así a la teoría de los clústeres de Porter para explicar que la ciudad tiene la oportunidad, que Boston ya ha aprovechado, de multiplicar esa excelencia en dos centros por muchas redes excelentes. Y se propone conseguir inversión privada para lograrlo, como ya hacen Harvard o el MIT, para hacer posible allí la vacuna de BioNtech y la de Moderna. La globalización para Barcelona se identifica a menudo con turismo barato o depredadores inmobiliarios, pero también puede significar nuevas oportunidades, sueldos altos y una vida mejor para todos.

Necesita Barcelona otra escuela de negocios?

Sí, y precisamente porque ya tiene varias entre las mejores del mundo.

¿La oferta excelente genera demanda también de calidad?

Barcelona ya es un clúster , un nicho de formación para líderes y gestores que atrae a talento de todo el planeta. Nuestra propuesta de la UPF refuerza ahora a todas las demás y enriquece a la ciudad.

¿Por qué en Madrid no se ha sabido crear un clúster de formación parecido?

Porque no fue casualidad que IESE y Esade nacieran en Barcelona aprovechando su tejido empresarial y su espíritu emprendedor. Y esa tradición se mantiene. ¿O acaso no es más fácil despegar con una start-up aquí que en Albacete?

¿Esa formación elitista beneficia al común de los barceloneses?

“Formar líderes más que enseñar contenidos es conectar talentos”

Yo me he formado en Harvard, en Boston. Y su área en habitantes es la mitad de Barcelona, pero acoge a un 10% más de extranjeros con muchísimo talento que quieren formarse y conectarse. Y todo Boston gana con ello.

¿Barcelona puede atraer tantos innovadores como Boston?

Boston tiene una enorme cantidad de laboratorios y centros de innovación, como Bio­Ntech, fabricante de la vacuna de Pfizer, con un poderoso clúster sanitario farmacéutico.

Barcelona también tiene el suyo.

¿Lo ve? Claro que podemos atraer a los mejores. Y eso es otra gran ventaja competitiva de la ciudad que hay que cuidar, porque también refuerza a las demás.

¿Cómo ponerse a la altura de Harvard?

Estando a la altura de los tiempos y de sus retos. Tenemos que conectar la formación del liderazgo con las grandes verticales.

Defina verticales .

Son las respuestas locales a los grandes desafíos globales: cambio climático, digitalización, lograr que todos compartamos la prosperidad que generan los más innovadores...

¿Cómo concretar esas respuestas?

Desde el hidrógeno verde hasta los semiconductores. Formamos líderes que respondan a esos desafíos con propuestas privadas y públicas, pero sobre todo público-privadas.

¿Por qué?

Nos parece que EE.UU. es ultraliberal y fruto de la apuesta individual de grandes creadores, pero en realidad ha logrado su primacía con ingentes inversiones públicas.

Internet nació como inversión militar, y sin la NASA no existiría Tesla.

Por eso, nuestra gran ventaja competitiva como escuela es la conexión con el potencial de toda la Universitat Pompeu Fabra y su inversión pública en conocimiento.

¿Y si la escuela de líderes en Barcelona es buena, pero los de aquí no podemos pagarla?

Por eso, para que todo el talento y por supuesto el local puede acceder a la formación que ofrecemos, tengo una estrategia de captación de recursos más allá de los públicos.

¿Pedir dinero a los más ricos para enseñar a los que lo son menos?

Buscar el dinero donde esté para ponerlo a generar talento. Recuerdo una pintada horrorosa en una pared de una universidad española: “Fuera empresas de la universidad”. Si lo que necesitamos es que las empresas sean parte de la universidad.

¿Dónde querían trabajar los autores?

En Harvard, si es necesario, llegan a cambiarle el nombre a un centro para poner el del mecenas de prestigio que dona la cantidad que ayuda a convertirlo en puntero.

Ahora las escuelas de negocios forman más empresarios que gestores públicos.

Yo creo en la diversidad de ofertas y en que hay universidades globales y otras que ya cumplen su misión sirviendo a una pequeña ciudad o región. Dejemos que cada una especialice su oferta para servir mejor a todos.

¿No hay ya demasiadas universidades y titulaciones públicas y privadas?

Al contrario, creo que aún debemos especializar más la oferta educativa y diversificarla y customizarla. Personalizarla incluso y adaptarla al momento y el lugar.

¿Está cerca el día en que las escuelas de negocio sean online?

Para las buenas ese día no llegará nunca, porque, más que dar contenidos, lo esencial es que conectemos talento. Y esa conexión en redes de innovación es tan valiosa que explica el éxito de Boston.

O de Silicon Valley con todas las universidades californianas.

Pero no estarás en una red de innovadores si antes no has compartido aula y vida en directo día a día con otros talentos.

¿La formación de líderes también consiste en conectarlos?

Cada escuela debería destacar por ofrecer algo mejor que las demás. No basta con que Barcelona atraiga talento de todo el mundo por sus escuelas de negocios: tiene que haber diversidad entre ellas y así generarán prosperidad para toda la ciudad.

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