Hacer un regalo en Japón es mucho más que dar un simple detalle a alguien; a menudo es una obligación social llena de simbolismo y tradición. Desde los souvenirs después de un viaje a los ofrecimientos en ocasiones especiales, todos los regalos tiene que seguir una serie de normas de presentación, importe y calidad.
El hecho de dar un regalo, conocido en japonés como zōtō (贈答), forma parte de la tradición social de este país, siendo por tanto un componente muy importante de la cultura e interacción social japonesa; una manera de crear buenas relaciones entre las personas. Sin embargo, dar regalos es a menudo más una obligación que una simple tradición. De la misma manera, también es una costumbre muy arraigada y prácticamente obligatoria devolver el detalle haciendo un regalo después de haberlo recibido, efecto que se conoce como okaeshi (お返し) en japonés
Entre las muchas ocasiones en Japón en las que es costumbre –y casi obligación– dar un regalo u ofrecer dinero, podemos citar las siguientes: al volver de viaje, como agradecimiento al haber recibido una invitación, al recibir las pagas extras de diciembre y junio, en Año Nuevo, en las bodas, funerales, nacimientos, mudanzas y cambios de empleo, etc. A continuación, vamos a ver las ocasiones más comunes en las que un ofrecimiento es tradición, así como normas y reglas para cumplir fielmente dicha tradición.
Índice de contenidosocultar 1 Las reglas de dar y recibir regalos2 Ocasiones especiales y ofrecimiento de dinero2.1 Bodas2.2 Funerales2.3 Nacimientos2.4 Visitas al hospital2.5 Comienzo de la escuela primaria2.6 Mudanzas2.7 Cambio de ciudad o de empleo2.8 Llegada del verano2.9 Llegada del invierno2.10 Año Nuevo2.11 Favores3 El omiyage y el temiyage4 Ocasiones no tan tradicionales5 Etiqueta en el mundo de los negocios6 La importancia del envoltorioEn Japón, más que en ningún otro país, existen una serie de reglas a seguir a la hora de escoger un regalo para una ocasión concreta. Existen algunos detalles que, por su uso y ofrenda en otros momentos, es mejor no dar como regalos, ya que pueden traer mala suerte o simplemente parecen inadecuados.
Por ejemplo, la entrega de té verde es un acto tradicional en funerales y otros servicios fúnebres japoneses, de manera que nunca debería darse un bote de té verde como regalo en ocasiones que no sean de duelo. Otro ejemplo todavía más claro son los peines (kushi (櫛) en japonés), un objeto que nunca debería regalarse, ya que su pronunciación es igual a la de la palabra sufrimiento (ku) y la de muerte (shi). Naturalmente, esa semejanza en la pronunciación hace que el peine sea visto como un objeto que puede traer desgracia, dolor y mala suerte en general.
Asimismo, también hay que tener en cuenta el número de regalos que se dan, pues ciertos números tradicionalmente se considera que traen mala suerte. Por ejemplo, uno de los números más conocidos por su mala suerte es el cuatro, considerado de mal augurio porque su pronunciación (四, shi) una vez más se asemeja a la de muerte (死, shi). Por ello mismo, nunca podremos hacer cuatro regalos a alguien o darle un detalle que consista en cuatro partes, etc. Otro tabú a la hora de dar regalos es ofrecer ropas que toquen la piel a la gente mayor, pues es considerado algo demasiado íntimo, aunque los calcetines son una excepción.
Una de las cosas que más sorprenden al occidental que da un regalo a un japonés es que éste lo agradezca pero no lo abra inmediatamente. Ésta es una tradición muy japonesa que puede entenderse como una manera de evitar tener que fingir al abrir el regalo si éste no llega a cumplir las expectativas y de esta manera se evita la vergüenza tanto del receptor como del donante. Esta norma de etiqueta es muy respetada en ocasiones formales. Entre amigos, sin embargo, cada vez es más típico preguntar al recibir el regalo si se le permite abrirlo en ese mismo instante, sabiendo que la respuesta será comúnmente «sí, ¡claro!».
Cuando se ofrece un regalo, es costumbre que el receptor en un principio se niegue a aceptarlo ¡hasta tres veces! Ésta es una manera de actuar muy japonesa, que podemos ver incluso al ofrecer a probar comida, ofrecer ayuda, etc. Sin embargo, pese a estas supuestas negativas, el receptor siempre acepta el regalo, pero no sin antes dar estas negativas educadas, ya que todo esto se rige por una regla cultural. Son muchas las ocasiones en las que un japonés negará un ofrecimiento de buenas a primeras, aunque en el fondo quiera aceptarlo.
Al dar un regalo, además, hay que inclinarse de manera educada y entregar el regalo con ambas manos, con las palmas de la mano hacia arriba. El receptor lo recibirá de la misma manera, con ambas manos y haciendo una educada reverencia (muy parecido a cómo se reciben las tarjetas de visita).
Dar dinero dentro de un sobre especial llamado noshibukuro (のし袋) es una costumbre muy arraigada en ciertas ocasiones de la vida social japonesa. Para cerrar el sobre se utiliza un cordel especial que puede atarse con un nudo o un lazo y puede tener diferentes colores dependiendo de la ocasión. Naturalmente, es importante recordar el mal augurio del número cuatro, de manera que nunca podremos ofrecer cifras de dinero que contengan este número.
Son muchas las ocasiones en las que es frecuente ofrecer dinero, aunque también otro tipo de regalos y detalles especiales. La característica más peculiar del ofrecimiento de dinero es, sobre todo, el uso específico de varios tipos de sobre, cada uno específico para una ocasión concreta. A continuación, vamos a ver algunas de estas ocasiones más especiales.
En una boda (gokekkon iwai) es común dar billetes nuevos, que no estén arrugados ni usados y que estén limpios. Esto simboliza la nueva vida que va a comenzar la pareja que se casa.
En este caso, el cordel del sobre tiene que ser rojo y blanco o bien dorado y plateado y estar atado con un nudo. Naturalmente, el importe dependerá de la relación que se tenga con los novios, pero normalmente está entre 30 y 70 mil yenes (nunca números pares, eso es considerado de mal augurio).
En un funeral (ososhiki), es común dar billetes usados, arrugados y viejos. Esto indica que uno no estaba preparado para esa muerte, no sabía que iba a suceder y no podía haberlo organizado todo.
En este caso, el cordel del sobre tiene que ser negro y blanco o bien amarillo y gris y estar atado con un nudo, tanto si el funeral es budista como cristiano. El importe normalmente ronda los 3000 yenes. Asimismo, es común que los invitados también reciban un detalle por su visita.
Hace unos años solían ser cupones regalo para gastar en grandes almacenes, pero con el tiempo las ideas han ido cambiando.
Cuando hay un nacimiento (go-shussan iwai) es costumbre regalar juguetes, ropa o hasta dinero una semana después del nacimiento del bebé. En el caso del envío de dinero, éste deberá entregarse dentro de un sobre de cordel rojo y blanco atado con un lazo.
Eso sí, uno tiene que asegurarse de que el bebé esté sano antes de enviar su ofrenda, pues si el bebé tiene algún tipo de problema, el envío de regalos puede verse como símbolo de mala suerte. Normalmente, los nuevos papás devuelven el detalle en forma de taza cuadrada típica de madera con el nombre del bebé inscrito en ella.
Cuando vamos a ver a un familiar o amigo al hospital (omimai) es común ofrecer ramos de flores cortadas. Asimismo, también está bien visto ofrecer libros y lectura para hacer la estancia en el hospital menos estresante.
Sin embargo, ni las camelias ni las plantas son buenos ofrecimientos a un paciente, puesto que la manera en que caen las flores de una camelia recuerda a los japoneses a la muerte y de igual forma, las raíces de las plantas simbolizan una larga estancia en el hospital. Son dos ideas que hay que evitar siempre que visitemos un hospital japonés.
Con el comienzo de la escuela primaria (go-nyugaki iwai) estradición regalar libros y material escolar por valor de unos dos mil yenes cuando el hijo de un amigo o vecino entra en la escuela elemental. Como costumbre, la familia del niño devolverá el detalle entregando una tarjeta de agradecimiento con un cordel rojo y blanco y atada con un lazo y más comúnmente una porción de sekiban, arroz cocido con judías rojas.
En Japón, cuando alguien entra a vivir en un nuevo piso, es tradición (y casi una obligación social) presentarse a sus nuevos vecinos (hikkoshi aisatsu). Para ello, es costumbre ofrecer un pequeño detalle puerta por puerta. Y es que mudarse en Japón implica entrar a formar parte de una nueva comunidad. Y ése es un concepto muy importante en el código social japonés.
Esta tradición es una manera de atar los lazos con la comunidad, de formar parte de la misma, de crear vínculos de confianza, de seguridad, etc. Además es una forma de pedir perdón por las molestias ocasionadas a los vecinos durante la mudanza.
Cabe destacar que en la mayoría de grandes almacenes uno puede encontrar una sección específica de pequeños detalles para dar a los nuevos vecinos,. Entre los regalos más comunes están los juegos de toallas, los trapos de cocina y los packs de detergentes o limpiadores del hogar, es decir, artículos relacionados con el hogar y especialmente con la limpieza del hogar.
It's official, our article has been published! If you want to read about how to treat elderly Multiple Myeloma pati… https://t.co/2RcTtbszRF
— Arthur B. Wed May 06 06:18:10 +0000 2020
Así pues, no es un obsequio caro, sino simplemente un detalle para presentarnos ante los vecinos y darnos a conocer. Esto es importante, ya que hacer un regalo caro produciría el efecto contrario y sólo conseguiríamos que nuestros vecinos se sintieran en deuda.
Como es habitual, se suele entregar con la tradicional hoja-sobre con un lazo en la que aparece el concepto del regalo (en este caso, por mudanza) y el nombre.
Mientras en los pueblos, donde el sentido de comunidad todavía es muy estrecho, sí sigue viva esta tradición, lo cierto es que especialmente en las ciudades y entre la gente joven, donde los vecinos cada vez se conocen e interactúan menos, la tradición del hikkoshi aisatsu desgraciadamente se está perdiendo.
Cuando se da por finalizada una etapa en la vida de una persona, como un cambio de residencia o un cambio de puesto de trabajo (osenbetsu), es normal que se organicen fiestas de despedida y que la gente más cercana ofrezca pequeños regalos o sobres de despedida con un cordel de color rojo y blanco atados con un nudo.
De la misma manera, es común que dicho detalle se devuelva después de la marcha en forma de postal y agradecimiento.
Con la llegada del verano, los centros comerciales de todo el país se preparan para la época del ochūgen, (お中元) el regalo de verano. Este es un regalo que hacemos a amigos, familiares y compañeros a mediados de julio, teóricamente una vez recibida la paga extra.
El objetivo del regalo es agradecerles su ayuda durante la primera mitad del año. Y solicitarles formalmente que sigan ayudándonos durante la segunda mitad del año. Se trata de la expresión japonesa yoroshiku onegaishimasu que tanto se utiliza en Japón. Así pues, el ochūgen no es sólo un regalo, no es sólo un gasto. Es una muestra de apreciación hacia la otra persona.
Dada la apreciación que los japoneses sienten por la comida y la bebida, el ochūgen normalmente consiste en comida de temporada, galletas y dulces, cervezas, licores y alcoholes varios o alimentos de todo tipo (empaquetados o frescos). Sin embargo, no hay reglas escritas y casi todo será bienvenido. Suelen costar entre 3.000 y 5.000 yenes.
La norma dice que el ochūgen debería regalarse a familiares, conocidos íntimos de la familia (en caso de matrimonios concertados u omiai, especial mención a la persona que puso en contacto a las dos partes), a nuestro médico de cabecera, a los profesores de nuestros hijos, a nuestro jefe y a nuestros clientes más fieles, en caso de tenerlos. Naturalmente en la actualidad todo depende de la relación que tengamos con cada una de estas personas y si sentimos que debemos agradecerles su colaboración durante la primera mitad del año o no.
Tradicionalmente, el ochūgen suele envolverse en el papel tradicional de regalos llamado noshigami, utilizado en la gran mayoría de regalos de ceremonia o tradición en Japón, que es básicamente un envoltorio blanco con un lazo en el centro. En el envoltorio noshigami suele aparecer en la parte superior del lazo la razón del regalo (en este caso, 御中元) y en la parte inferior el nombre de la persona que obsequia (aunque esto es opcional).
Según parece, el ochūgen tiene raíces taoístas y budistas, dos religiones cuyas tradiciones y celebraciones se fueron mezclando hasta dar forma a las tradiciones actuales. Por ejemplo, según el calendario lunar, el 15 de julio era un día ceremonial para el taoísmo y la fecha de la festividad de los muertos Obon para el budismo, razón por la cual fue en esta fecha cuando primero se presentaban regalos en honor a los muertos y después se comenzaron a dar regalos a vecinos y amigos de la familia y finalmente como agradecimiento a todas las personas con las que compartimos nuestro tiempo.
Si paseamos por la planta sótano o depachika de los grandes almacenes japoneses durante los meses de verano y también en supermercados y tiendas de conveniencia konbini veremos mil y un ejemplos de ochūgen: preciosas y decoradas cajas de regalo que pueden contener básicamente de todo, desde lo más sencillo y barato (café en polvo o latas de cerveza) hasta lo más exótico y caro (como melones de Kumamoto).
Eso sí, sea lo que sea lo que haya en la caja, siempre estará perfectamente dispuesto y arreglado para que realmente entre por la vista. Actualmente, cuando llega el momento, son muchos los grandes almacenes que organizan una sección especial repleta de regalos perfectos para oseibo y ochūgen. Además, facilitan el empaquetado y envío de los mismos, por lo que hacer este tipo de regalos cada vez es más fácil.
La tradición del ochūgen sigue muy viva entre la gente de mediana edad (yo misma recibí ochūgen de varios de mis estudiantes durante mi estancia en Japón), aunque parece perder popularidad entre los jóvenes. Sin embargo, gracias a los servicios de compra por catálogo con miles de productos como el de Japan Post, la tradición del ochūgen parece estar revitalizándose. Ahora ya no hay que ir a la tienda, mirar y remirar o dejarse aconsejar por el dependiente de turno, sino que nos basta con revisar el catálogo específico de productos de ochūgen de Japan Post o de páginas de e-commerce como Rakuten y hacer el pedido. Más fácil imposible.
A ver si así, las generaciones jóvenes mantienen viva esta bonita tradición.
De la misma manera que con la primera paga extra del año en julio se realiza el ochūgen o regalo de verano, con la segunda paga extra de diciembre se realiza el oseibo o regalo de invierno. En ese momento es tradición dar algún tipo de regalo a colegas de trabajo, amigos, vecinos y familiares para agradecerles su amabilidad y ayuda prestada durante el año.
Al igual que sucede con el ochūgen, el regalo del oseibo normalmente es algo «consumible», como comida de temporada, alimentos enlatados, comida de calidad (carnes de la mejor calidad, mariscos frescos, frutas excepcionales), dulces y pasteles, cerveza, té, licores varios (especialmente sake) o productos para la casa, la cocina y productos de limpieza.
El oseibo suele costar entre 3.000 y 5.000 yenes, dependiendo de la relación que tengamos con el destinatario, aunque hay que tener en cuenta que es más importante que el ochūgen, de manera que tendremos que recordar qué regalo hicimos y cuánto nos gastamos en verano a la hora de decidir el regalo de invierno.
Además, tradicionalmente se envuelve con el papel tradicional de regalo noshi en el que debemos escribir la razón del regalo (en este caso, oseibo) en la parte superior y nuestro nombre en la parte inferior.
En la actualidad, muchos ven el oseibo como una obligación social más que como una manera de dar las gracias y, como muchas otras tradiciones, parece que el oseibo va perdiendo fuelle entre los jóvenes, especialmente entre la población urbana que prefiere intercambiar regalos de Navidad, algo más personal y privado y menos encorsetado que el oseibo.
Aún así, en la actualidad, en los depachika o las plantas subterráneas de los grandes almacenes podemos encontrar una selección de regalos navideños junto con una selección de regalos perfectos para el oseibo, cuyo empaquetado y envío facilitan ellos mismos, haciendo muy fácil la compra de estos regalos y el mantenimiento de esta tradición. Además, también se han opopularizado los catálogos y tiendas online, que con tan sólo un click nos facilitan la vida a la hora de comprar y enviar oseibo.
Si hacéis negocios con japoneses o tenéis relación directa con ellos, quizá sea buena idea mantener la tradición del oseibo para afianzar las relaciones. Aunque por supuesto, con tantas facilidades para comprarlo y para enviarlo, con envoltorios bonitos, catálogos y demás, surge la duda de si realmente cuando recibimos un oseibo estamos recibiendo un regalo «personal».
El día uno de enero (Oshogatsu) es el día de más trabajo para los carteros de todo Japón. La razón es el envío masivo de tarjetas de Año Nuevo (nengajō), que familiares, amigos, conocidos y colegas de trabajo se envían todos los años.
Estas tarjetas tienen diseños tanto tradicionales, que muestran el animal del año que entra como modernos, que utilizan fotos de familia mostrando los hijos, fotos de algún viaje exótico, animales domésticos, etc. Todas las tarjetas que se marquen como nengajō (年賀状) son almacenadas en las oficinas de correos y no se reparten hasta el día 1 de enero por la mañana.
Otra ronda de envíos de tarjetas de Año Nuevo se realiza justamente pasados unos días, cuando aquellos que han recibido una tarjeta de alguien a quien no les habían enviado ninguna, tienen la oportunidad de solventar ese error social enviando una tarjeta.
Asimismo, los niños reciben un sobre con una cierta cantidad de dinero en metálico (llamado otoshidama, お年玉) de sus familiares y amigos adultos, para empezar el año con buen pie. No hace falta que sea una gran cantidad de dinero, ni es necesario regalárselo a todos aquellos niños cercanos a nuestra casa; únicamente será necesario entregarlo a aquellos niños con quienes se tiene más relación.
En la cultura japonesa, pedir un favor (meishi gawari) es una de las cosas más complicadas que hay. Por eso, cuando alguien se ve forzado a hacerlo, tendrá que darle a la persona que le hará el favor un regalo por adelantado, cuyo significado es el de solicitarle el perdón por el problema ocasionado y para darle gracias por haberle escuchado.
Es interesante recalcar que este detalle suele ser algo bastante caro y elegante.
Omiyage (お土産) podría fácilmente traducirse como souvenir. Cuando un japonés está de viaje, suele comprar pequeños detalles en forma de souvenir para familiares, vecinos, amigos y colegas de trabajo.
Esta tradición, que casi puede verse como una obligación, puede entenderse dentro del marco laboral de Japón: coger vacaciones es casi una ofensa, pues supone un abandono de la empresa y del equipo humano que hay en ella, de manera que un regalo a la vuelta puede ayudar a suavizar la culpa que se siente.
En el trabajo, normalmente es suficiente con entregar dulces o frutas típicos de la región que se ha visitado. Algo que no es muy complicado, sinceramente, pues desde los grandes almacenes hasta pequeñas tiendas cercanas a las estaciones de tren tienen una sección específica de omiyage de comidas y bebidas dedicada a las especialidades de la región.
Para amigos y familiares, existe, además de las comidas y bebidas regionales, un buen surtido de productos artesenales específicos de la región, llamados meibutsu (名物). Éstos pueden ser productos de madera lacada, cerámica típica de la zona, abanicos pintados a mano o de papel japonés, productos bordados o hechos con telas pintadas a mano o hasta netsuke (根付), una pequeña escultura hecha de marfil que sirve para asegurar el cinturón obi.
El omiyage no debe confundirse con el temiyage (手土産), que es el nombre que recibe un pequeño obsequio que se da a otra persona para agradecerle una invitación o aquello que llevamos al visitar a un amigo o familiar. Fruta de temporada, galletas de la región y dulces típicos son buenos ejemplos de temiyage.
Dar regalos en ocasión de un cumpleaños o de las Navidades no forma parte de la tradición japonesa más ortodoxa, pero debido a la importación de prácticas occidentales, hoy en día los japoneses se están acostumbrando a darse regalos también en estas fechas tan señaladas. Hay que recordar, asimismo, que antiguamente el cumpleaños de todos los japoneses se celebraba comúnmente en Año Nuevo. Actualmente, sin embargo, la tradición occidental se ha impuesto a la práctica nipona y cada vez es más común dar y recibir regalos de cumpleaños e incluso en las Navidades.
Asimismo, otras dos fechas menos tradicionales pero que cada día van cobrando más importancia entre la gente joven son San Valentín (el 14 de febrero) y el Día Blanco (el 14 de marzo). Para San Valentín, es común que las chicas regalen chocolate a los chicos, mientras que ellos devuelven el regalo un mes después para el Día Blanco. Es importante recalcar que las chicas no sólo regalan chocolate a su pareja o persona especial, sino que también lo dan a amigos, familiares, colegas del trabajo, etc.
Como ya se ha comentado anteriormente, en Japón es extremadamente importante el intercambio de regalos en el trabajo: el oseibo, el ochūgen y los omiyage son parte esencial de la vida laboral japonesa.
En líneas generales, podríamos decir que el mejor momento para ofrecer un regalo es al final de la visita de negocios, ya que ésta es una manera de agradecer al receptor las atenciones prestadas. Asimismo, es importante recordar que al darle un regalo a una persona en concreto es de buena educación hacerlo en privado. También es necesario tener en cuenta la fijada jerarquía en las oficinas japonesas, de manera que dar el mismo objeto de regalo a dos personas de rango diferente es visto como una falta de respeto hacia el superior.
Al dar un regalo con los dos manos y las palmas hacia arriba es importante comentar que el regalo es simplemente un detalle, una cosa sin importancia (en japonés, tsumaranai mono), aunque no sea verdad. Ésta es la manera de expresar que la relación es más importante que cualquier otro objeto, independientemente del coste monetario.
En los negocios más que en ningún otro sitio, los regalos siempre se abren en privado, no inmediatamente ante la persona que ha hecho el ofrecimiento. Como ya se ha comentado, esto previene que se note decepción si el regalo no llega a los estándares esperados y evita la vergüenza. Asimismo, al dar regalos a diferentes personas de posiciones diferentes, al abrir los regalos en privado se evita que haya comparaciones. Al igual que fuera de la oficina, también en los regalos de negocios es costumbre negarse a aceptarlo al menos un par de veces antes de finalmente aceptarlo y agradecerlo y también es costumbre dar otro a cambio, como manera educada de agradecimiento y respeto.
En el mundo de los negocios, entre los objetos más valorados como regalos, están los productos de marcas internacionales, licores importados, alimentos de alta cocina, bolígrafos y plumas caros, etc. Entre los regalos que nunca deben darse están, como ya hemos comentado, las camelias –asociadas a la muerte– y las plantas –asociadas a la enfermedad. Asimismo, cabe recordar el mal augurio del número cuatro y la importancia del rojo en los funerales, de manera que si se quiere entregar una tarjeta o sobre, nunca podrán ser rojos.
Dada la importancia que los japoneses dan a la presentación y a las formas visuales, el envoltorio de un regalo es casi más importante que el objeto en sí mismo, y forma parte del propio regalo, así que es un detalle a cuidar. Existen muchos libros dedicados a explicar e ilustrar diferentes técnicas para envolver un regalo y las secciones específicas de los grandes almacenes siempre intentan innovar y cambiar la técnica de envoltorio para sorprender al cliente.
El envoltorio tradicional japonés, sin embargo, es el furoshiki< (風呂敷き), una preciosa tela con motivos japoneses que se puede utilizar para envolver un regalo o para simplemente transportar material, a modo de bolsa.
Entrada publicada originalmente el 9 de junio de 2006. Última actualización: 13 de mayo de 2020
Sin minería ni Portezuelo, nace en Malargüe una empresa que produce vino
Adiós a Carlos Marín: así es el patrimonio y la fortuna que deja el cantante de Il Divo
Récord de mujeres afiliadas a la Seguridad Social, pero temporales y con bajos salarios
Ceviche a Recoleta y medialunas para funcionarios: la apuesta de los trabajadores de la Villa 31 para vender fuera del barrio