Conviene evitar un estilo demasiado informal para la temporada veraniega.

Evocando los días de gloria de las fiestas de literatura-espectáculo a mediados del pasado siglo en Nueva York, la escritora Renata Adler explicó al New York Times los placeres estéticos que una vez aparecieron en las veladas celebradas por Jean Stein, donde pomposos habitantes de Manhattan, vestidos con un estilo formal, se juntaban con los elegantes peces gordos de la época, en "vaqueros y jerseys de cuello alto de cisne". Adler añade: "No teníamos una sociedad que hubiera hecho la transición a un estilo más informal".

Cuando se trata de vestir para eventos sociales, desde una tranquila reunión familiar a una estilosa cena de gala, la cuestión se complica de forma terrible, especialmente si afecta a hombres de mediana edad. En la época de Adler, el código de vestimenta era estricto pero, al mismo tiempo, resultaba más sencillo, sobre todo para los hombres. Para una fiesta nocturna, un hombre vestiría un traje con corbata. Para un evento diurno, podía vestir una chaqueta de sport y, si se sentía con ánimo, quizá no llevase corbata.

Ahora, los más altos ejecutivos del mundo asisten a las reuniones de negocios vistiendo sudaderas con capucha y zapatillas de deporte -estilo "Upper Slob"- mientras que los profesionales -estilo "Lower Stiff"- acuden a las fiestas en los mismos trajes azules y camisas de negocios con los que van al trabajo, con la salvedad de llevar un botón de la camisa desabrochado, a la altura del cuello, en un pobre intento por mostrar una actitud despreocupada. Pero el verano llega y todo se vuelve mucho más complicado.

Rodillas y tobillos se dejan ver e incluso, en ocasiones, hasta los dedos de los pies. En las fiestas pueden verse camisetas de manga corta, con vistosos estampados. Logos y eslóganes llaman la atención. Los puños de las camisas se sueltan, dando un aire más desenfadado, o son más estrechos y reveladores. Es más, prendas que deberían haberse retirado del armario hace décadas son permitidas durante la época estival.

La cuestión es que si uno sigue unas pocas reglas y las recuerda, como ocurre casi siempre con la moda masculina, menos es más: talla y tejido son lo más importante, no la moda.

Por tanto, los tejidos deben ser ligeros y transpirables: algodón, lino y seda, o la mezcla de los mismos, son la decisión más acertada, mejor que lana o fibras sintéticas. Las prendas deberían estar hechas a medida para que se ajusten perfectamente a la forma del cuerpo: ni muy holgado, ni muy estrecho. En invierno, es más común vestir colores como azul o negro. Durante el verano, los colores más llamativos son bienvenidos, pero lucen mejor cuando son apagados: los colores primarios son más adecuados para los niños que para los adultos. Los patrones y estampados están bien, pero es mejor mantenerse en los clásicos: puntos y rayas, cuadros a lo sumo. Y no se debería mostrar más piel de la necesaria, a menos que se vaya a la piscina o a la playa.

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Éstas son las reglas, en líneas generales, aunque se puede ser más específico. Los pantalones cortos pueden resultar ridículos, salvo en ciertas ocasiones, como una barbacoa con amigos. Pero deben de estar hechos a medida, llegando justo a la altura de la rodilla, y es mejor combinarlos con una camisa de manga larga para no parecer un colegial.

Otras reglas están hechas para no romperse: nada de camisetas o camisas con eslóganes pasados los 30; nada de gorras de béisbol salvo que se vaya a hacer deporte; no se deben llevar chanclas, a menos que se vaya a la playa; nada de gafas de sol deportivas, bajo ninguna circunstancia.

Las camisas de manga corta son horribles, y lo mismo puede aplicarse a vestir un polo o una camiseta de manga larga con los puños remangados hasta la mitad del antebrazo.

Zapatillas

La gente joven puede vestir zapatillas de deporte con vaqueros o chinos sin parecer Jerry Seinfeld. Para aquellos que pasen de los 35, las zapatillas de tenis son una opción segura. Pero, en general, el estilo deportivo -ropa de deporte o informal es mejor dejarlo al margen.

Y, por último, he aquí un resumen de las prendas que se deben evitar en cualquier ocasión: las camisetas de flores hacen que uno parezca James May, el greñudo compinche de Clarkson. Sandalias, eslóganes y logos. El color negro, a menos que el bronceado sea siciliano. Colores primarios. Corbatas con personalidad. Cualquier cosa con personalidad. Sombreros. Camisetas de manga corta. Joyería. Ropa de deporte, a menos que se practique alguna actividad. Ropa técnica, como las botas de senderismo. Nada que sugiera un clima más frío: lana gruesa o botines. Nada excesivamente ajustado u holgado.

En general, un estilo muy informal, si es posible, debe evitarse.