Manuela Teijeiro ha logrado vencer los peores augurios. En marzo de 2020, con 54 años, el virus la mandó al paro después de tres décadas en los fogones de restaurantes gallegos. Se vio en casa, hundida, mientras por la ventana de la televisión observaba horrorizada cómo el sector de la hostelería que le había dado empleo toda la vida también se venía abajo. Pasado el confinamiento la llamaron de un par de locales, para trabajar 15 horas al día por menos sueldo que nunca. “Y me dije: ‘Si llevo 30 años levantando los negocios de los demás, malo será que no consiga levantar el mío”, recuerda desde La cocina de Manuela, el establecimiento de comida casera para llevar que ha abierto en A Coruña.
Al igual que ella, la malagueña María García, de 41 años, también se acaba de reincorporar al mercado laboral. “Veo que esto está remontando. Lo percibo también en los clientes y en su actitud”, asegura esta mujer que desde julio trabaja como camarera en un restaurante de Sevilla. Los de Teijeiro y García son solo dos casos que muestran el goteo constante de mujeres que en los últimos meses se han reincorporado al mercado laboral.
En los últimos dos meses, el número de españolas ocupadas o en régimen de ERTE ha superado los nueve millones, una cota no vista desde antes de la pandemia, a finales de 2019. Esta evolución, apuntan los expertos, podría continuar si el mercado laboral no se ve sacudido por nuevas restricciones. La afiliación femenina a la Seguridad Social alcanzó en junio su récord: 9.076.939. El mes pasado cayó ligeramente, en torno a 3.000, según los datos publicados el martes por el Ministerio de Seguridad Social. La abundancia de mano de obra femenina en puestos de servicios y de cara al público, sectores que se están beneficiando de la desescalada y de la temporada alta del turismo, explica esta eclosión del empleo femenino que se notó ya en algunos meses de 2020, pero que ha tomado cuerpo a lo largo de este año.
Javier Blasco, director de la consultora Adecco Group Institute, resume: “Lo que está ocurriendo este verano es que los sectores de las mujeres absorben más empleo”. Tras el fin del estado de alarma y la llegada del verano se ha producido una fuerte activación de dos mercados con elevado porcentaje de trabajadoras: el comercio y la hostelería. A esto se suma que la educación ha seguido funcionando pese a la pandemia y la sanidad ha ampliado personal, dos sectores también mayoritariamente femeninos.
El interrogante es si estas cifras de ocupación podrán mantenerse en otoño. Blasco se muestra optimista. “Los objetivos de vacunación deberían mantener activada la hostelería, lo que además permitiría que parte de los trabajos temporales de ese sector y del comercio se conviertan en indefinidos”. Además, la vuelta del curso escolar siempre dispara la contratación en la educación. En la misma línea apunta Valentín Bote, director de la consultora laboral Randstad Research: “En 2019 se alcanzó un máximo histórico de ocupación femenina que frustró la crisis. Y a medida que nos recuperamos regresa esa tendencia de crecimiento, que seguiremos viendo los próximos meses”.
Pese a la bonanza, la desigualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral continúa intacta. Dos de esas heridas obedecen a la diferencia de sueldos y la mayor temporalidad del empleo femenino. Los mayores sueldos entre los hombres se explican, entre otros motivos, por la mejor retribución en los sectores donde ellos son mayoría. Si en la industria manufacturera la ganancia media por trabajador en 2019 fueron 27.600 euros, esta se eleva a 44.300 en los servicios financieros y supera los 52.000 en oficios de suministro de energía eléctrica y gas, empleos mayoritariamente masculinos; mientras que la educación y la sanidad rondan los 26.000 euros anuales y la hostelería se hunde hasta los 14.500, según la encuesta anual de estructura salarial del INE. En cuanto a la tasa de contratos temporales, esta asciende en las mujeres al 27,7% frente al 22,6% de los hombres, según los datos de la última Encuesta de Población Activa.
En junio y en julio, la afiliación femenina creció un 5,2% y un 4,8%, respectivamente, frente a los mismos meses de 2020, un porcentaje mayor que entre los hombres. Sin embargo, la brecha entre sexos se mantiene prácticamente intacta, ya que los empleos mayoritariamente masculinos se recuperaron en meses anteriores: si en julio de 2019 las mujeres representaban el 46,1% de los ocupados en España, en julio de 2021 suponen el 46,3%. Echando la vista atrás tampoco hay grandes cambios: hace una década, en julio de 2011, las mujeres representaban el 45,1% de los afiliados a la Seguridad Social.
Javier Blasco resalta esta brecha en la participación del mercado laboral y pide políticas activas de empleo “más agresivas” que permitan la reconversión para facilitar el cambio de oficio a los que no encuentren trabajo. “Si la industria, la construcción y la tecnología siguen en manos de los hombres, es difícil que las mujeres amplíen su participación en el mercado de trabajo”, explica Blasco, quien recuerda que estos sectores tienen una retribución mucho mayor que los empleos en servicios.
El salto para crear su propio negocio no fue fácil para Teijeiro. Pese a la buena acogida de su local, recuerda emocionada los agobios que tuvo que superar para ponerlo a andar. Mientras veía cómo el virus extendía la incertidumbre total por el planeta, se lanzó a navegar en un mar de dificultades. “Para montar un negocio no hay ayudas, solo inconvenientes”, se queja. No recibió ninguna subvención y está esperando una convocatoria de la Xunta para autónomos mayores de 50 años que “se ha retrasado por la pandemia”. “Tengo dos hijos y una hipoteca y me he quedado en números rojos al invertir todos mis ahorros en esto”, explica. “Ha sido un riesgo y lo he pasado mal. He pasado muchas noches sin dormir, se me ha caído el pelo y hasta tuve vértigos”.
Pese a que las mujeres son minoría en el mercado de trabajo, representaron en julio el 60% de los parados en España: dos millones frente a 1,4 millones en los hombres. También sumaron el 52% de los 331.486 empleados en ERTE, cifra que los expertos vuelven a achacar a la sobrerrepresentación de mujeres en empleos muy castigados por la pandemia. La restauración y el alojamiento concentran a 4 de cada 10 trabajadores en expediente temporal de regulación de empleo. Bote concluye: “En la hostelería la presencia de mujeres es mayor, mientras que es mayor la de hombres en sectores que ya se han recuperado de los ERTE”.
Teijeiro está convencida de que tantos años en el sacrificado sector de la hostelería la curtieron para resistir. En La cocina de Manuela echa un sinfín de horas, pero recibe las felicitaciones por su habilidad en los fogones que jamás obtuvo tras los de los restaurantes. Los clientes le confiesan que se acuerdan de sus madres y abuelas al paladear sus recetas. Y hay quien le suelta también que ha tenido “un par de huevos” para abrir un local en pandemia: “Yo les respondo que lo que hay que tener son necesidades. Quiero darles estudios a mis hijos”.
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