El Spotify se pueden oír los dos últimos lanzamientos del pianista de jazz y profesor Joshua Edelman, nacido en Manhattan en 1954, mudado a Madrid a principios de los 80 e instalado en Bizkaia en 2010, donde vive y trabaja en su propia escuela de música. Los dos álbumes son en directo: el último un tributo a Duke Ellington ('Tribute to The Duke', con standards suyos como 'Caravan', 'Prelude to a kiss', 'Sophisticated lady', 'Satin doll'…) y el penúltimo el ambicioso 'Jazz For The Oceans', grabado el Día Mundial de los Océanos de 2017, el 8 de junio, en el Teatro Campos, con numerosos invitados, en tres lenguas (euskera, castellano e inglés) y con un repertorio abierto y para todos los gustos que hace escalas en el jazz latino, el swing, lo étnico, o en una adaptación en euskera del clásico 'Over The Rainbow', el de Judy Garland para la película 'El mago de Oz', un tema compuesto por un familiar de Joshua, su tío-abuelo Yip Harburg, que gracias a él ganó el Oscar a la mejor canción original de 1939.
Este sábado Joshua Edelman presentará su álbum oceánico y ecologista en el FNAC (19 h, entrada libre hasta completar aforo), y nos adelanta: «Haremos un concierto de unos tres cuartos de hora con canciones de 'Jazz for the Oceans'. Yo en el piano más el contrabajista Eric Surmenian y una invitada, la actriz Susana Santolaria, que recitará un poema del poeta chileno Nicanor Parra que aparece en el disco. Además, se proyectarán unas maravillosas imágenes de fondos marinos autóctonos cedidas por el biólogo marino Alberto Santolaria».
- Joshua, ¿qué has hecho este jueves (el día de la entrevista)?
- Por la tarde aún me encuentro en mi lugar de trabajo, The Jazz Cultural Theatre, en la calle Bertendona de Bilbao (frente al Teatro Campos Elíseos). Hoy me he levantado pronto, como de costumbre, he hecho deporte como hago prácticamente todos los días, he desayunado muy a gusto café, pan de pueblo tostado con aceite, ajito, aguacate, queso de cabra, fruta…, y me he puesto a tocar el piano un buen rato para entrar y disfrutar en el universo de la música.
- ¡Y aún no había comenzado el día!
- Después he venido a Bilbao en metro, a trabajar en un nuevo disco dedicado al Washington Square Park de Manhattan y al ambiente de mi infancia. Es una grabación en trío que refleja recuerdos y vivencias de los años 60 y 70. También estoy preparando para el 18 de septiembre en Bilbao nuestra próxima 'Private Jazz Session', esta vez en dúo.
- Joshua, ¿qué es el clasicismo en el jazz y cómo se preserva?
- Con todos mis respetos, yo nunca he escuchado a un músico de jazz hablar de clasicismo. De tradición, sí.
- Tienes razón: tradición está mejor dicho.
- He oído hablar de tradición, de maestría, de swing y de dedicación también. Desde mi punto de vista, y con la experiencia de vivir el jazz desde muy joven en New York, los que nos hemos dedicado en cuerpo y alma a este arte tenemos una vocación y una misión de darle continuidad. Eso quiere decir que tocamos en base a una estética, un espíritu y a una serie de criterios que nos conectan con nuestros maestros y antepasados musicales. Y seguimos siempre investigando, estudiando y deseando transmitir a los diferentes públicos y a nuestros hijos y discípulos.
- Este 2021 has editados dos álbumes: el ecologista y marino 'Jazz for the Oceans', y el directo en homenaje a Duke Ellington. ¿El primero es el moderno y el segundo el clásico, o mejor digo tradicional?
- 'Jazz for the Oceans' es el noveno de los discos que he hecho como líder y 'Tribute to The Duke' el décimo. Esto dejando al margen las colaboraciones con otros artistas, que también he hecho muchas. Estos dos últimos discos se han grabado con diferentes músicos, en diferentes momentos de la vida, con diferentes instrumentaciones y repertorios, pero yo no los clasificaría como moderno y clásico.
- Joshua, ¿cuáles son tus pianistas favoritos y por qué te gustan?
- Yo todo mi vida he estado enamorado de la música de Thelonious Monk, Bud Powell, Barry Harris, McCoy Tyner, Wynton Kelly, Kenny Barron, Phineas Newborn… Y de muchos otros que son los pianistas que marcaron la época en la que yo crecí. Ellos me emocionaron muchísimo cuando era todavía muy joven. Me hicieron sentir una belleza y una energía única, indescriptible, que es la banda sonora de todos mis recuerdos.
- ¿Qué te parece el dominicano Michel Camilo?
- Michel Camilo es un pianista latino con un gran dominio técnico y una gran proyección merecida. Desde ese campo me han llegado y me han influido más otros pianistas de New York y Puerto Rico como el recién desaparecido Larry Harlow, Papo Lucca, o Eddie Palmieri. Y de la música cubana Rubén González, Bebo Valdés, Frank Emilio Flynn, Emiliano Salvador… Hay muchos.
- Chequearé lo nombres que no conozco. ¿Y el mallorquín Marco Mezquida? ¿Le conoces?
- Si te digo la verdad, he oído hablar bastante de él pero no he tenido el placer de conocerle ni de escucharle.
- ¿Cómo profesor qué intentas inculcar en especial a tus alumnos?
- A mis alumnos les quiero abrir la puerta a un mundo fantástico y contagiarles el gusto y la curiosidad de explorarlo. Busco animarles a ver las posibilidades creativas que contiene cualquier elemento: una escala, una progresión de acordes, unos ritmos… Ayudarles a desarrollar las capacidades innatas que requiere la música: el oído, la memoria, la concentración, la capacidad de escuchar y observar, la agilidad mental. Y fomentarles el interés por los legados históricos. Casi nada…
- Y tanto… ¿Cuánto tardas en saber si un alumno no vale o no le gusta el piano?
- No es cuestión de valer o no valer, no me gusta hablar en esos términos. Lo importante es enamorarse del instrumento y sentirse con licencia para jugar, cantar, inventar, explorar, disfrutar, equivocarse… Todo el mundo puede aprender, lo cual depende en gran parte de uno mismo, del entorno familiar, de los profesores y del contexto social. Si uno tiene la suerte de vivir en contacto con el arte y la música, y empieza a participar en ello desde la infancia, eso le puede cambiar la vida.
- Ajá.
- Hay muchísima gente que ha sufrido experiencias muy negativas en el aprendizaje de la música. Se han aburrido, les han dicho que no tienen oído, que son torpes, que no estudian lo suficiente… Los profesores les han echado la bronca, se han reído de ellos, los han humillado, les han dicho que no valen y les han hundido la autoestima. ¡No hace mucho tiempo incluso les pegaban!
- ¡Como en la película del baterista de jazz 'Whiplash'!
- Si al alumno no le gusta el piano o no conecta con el profesor, ya se dará cuenta él mismo.
La corbata de Joshua es el teclado de un piano / ANTÓN URIBE
- La última pregunta: mantienes una estética muy elegante, incluso viajando en metro. Sueles vestir chaleco, gorra, corbata... ¿Tocar bien vestido ayuda a la inspiración?
- Lo de vestir bien me viene de familia y del oficio. Mi padre era un hombre que siempre iba muy bien vestido, con chaqueta y corbata. En mi época era parte del oficio vestir para la actuación. ¡Nada de subirse de 'casual' a un escenario! Eso para mí es inconcebible. Los vestuarios me los diseñan y me los confecciona la madre de mi esposa, Ana María De Castro, que es modista de alta costura. Vestir bien ayuda a la inspiración y a la vida.
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