PASARELASLa propuesta para la próxima temporada de Hedi Slimane puede resumirse como una concatenación de prendas redondas para tener looks redondos
Por María JoséPérez Méndez
Desde hace varias temporadas, un desfile de Celine es sinónimo de tendencias comerciales que, a poco que se esté más o menos avispada, es fácil encontrar replicadas por mil y un lugares a medida que van pasando los meses. No, no es fácil dar con esa fórmula que equilibra la practicidad y los éxitos de ventas con el espíritu de la firma para la que se trabaja, un mérito que hay que concederle a Hedi Slimane. Pocos directores creativos tienen esa capacidad para transformar lo de siempre en deseable, y si algo ha hecho el diseñador es demostrar que él está en ese grupo de privilegiados. El mismo que en los últimos meses se ha visto favorecido por el cambio en la relación del público con los armarios, la ropa y los looks diarios: por fin parece que pensar en lo que triunfará de manera masiva a la hora de diseñar ha dejado de ser un pecado. No hay nada malo en centrarse en conceptos como prendas básicas, fondo de armario y, por supuesto, armario cápsula; ideas que no hay ni siquiera que formular, sino que están presentes tanto en la elección de prendas como en su ejecución, olvidando patrones deconstruidos y altas dosis de adornos. Y son justo las que pueden venir a la mente al ver el último desfile de Celine por Hedi Slimane, que presenta su colección de otoño-invierno 2021/2022.
En formato vídeo y con los jardines del Palacio de Vaux-le-Vicomte como telón de fondo, Slimane ha vuelto a presentar su propia versión de las parisinas, con ese allure francés que, en esta ocasión, ha destacado más que nunca: es lo que suele pasar cuando hay piezas sencillas de por medio. Es cierto que también ha habido espacio para prendas que cumplen las coordenadas de lo epatante, como vestidos lenceros de lentejuelas o faldas armadas que parecen inspiradas en los miriñaques, además de alguna blusa rutilante. Lo curioso es que todas ellas han aparecido combinadas con otras prendas eminentemente informales, en una labor de estilismo que resulta puro street style y que, además, parece recoger el sentir del momento: en un contexto en el que un simple paseo por el parque puede ser el acontecimiento de la semana, ya no se espera a las ocasiones que antes se consideraban especiales. Por eso, los slip dresses canónicos se cubren con chaquetas oversized de cuadros y las camisas románticas se combinan con vaqueros rectos, uno de los pantalones más repetidos en la presentación. Ellos, y otro buen puñado de elementos hipnóticamente directos, conforman lo que podría llamarse el armario cápsula de Celine por Hedi Slimane.
Es tan justo como necesario comenzar con ellos. Han sido elementos centrales en las colecciones de Slimane para la firma desde que el director creativo aterrizó en ella, y si hacía falta una confirmación, aquí está. Hay modelos de todo tipo, pero vuelven a destacar los retos y azules (lavados, tanto con roto como sin ellos) y los wide leg, que también se han dejado ver en negro.
Como con los jeans, han sido varios los modelos de americanas que han salpicado el desfile de Celine por Hedi Slimane. Están las clásicas largas, las de cuadros, las de raya diplomática y también las versiones cropped que parecen hechas por y para la noche, pero todas ellas atesoran un aire de clasicismo que garantiza que envejecerán bien en el armario. Como es de esperar, combinan con cualquier otra prenda de este armario, desde camisas con lazada hasta tops con aberturas laterales, otra de las prendas destacadas de esta colección.
No es que no haya largos cortos en Celine por Hedi Slimane, pero los que sobrepasan la línea de la rodilla y se abren un poco, aportando mayor movimiento a la prenda, han ganado la partida. La mayoría de las faldas y vestidos que se ajustan a estas máximas tienen una cualidad un poco líquida, pegándose en ciertos momentos a las piernas que estaban rematadas o bien por botas planas y contundentes o bien por mocasines negros con calcetines blancos.
Son los que se pueden llegar a buscar una y otra vez, es decir, esos que resultan aparentemente sencillos pero tienen un giro de tuerca en su hechura que los saca de lo previsible. Para el Celine de Slimane, eso significa cut outs laterales que crean asimetrías, sobre todo en el abdomen y en la zona del escote.
Después del éxito que ha tenido este accesorio en la colección de primavera-verano 2021, no es extraño que vuelva a aparecer en la de invierno. Su ratio de aparición ha sido menor, pero los looks que completa son lo suficientemente contundentes como para no perderlas de vista, especialmente las de cuadros en rojo y negro.
Parece poco concreto tratándose de un armario cápsula, pero es que ha habido una enorme variedad en la presentación. Están las clásicas gabardinas que varían de unas a otras en colores y algún detalle pero que, aun así, prefiere la compañía de pantalones; las chaquetas bomber grandes, que fomentan ese aire urbano que suele acompañar al (maravilloso) cliché de la parisina; las rectas de cuello redondo y botones joyas que fomenta el clasicismo, y los abrigos acolchados, que eligen los acabados tipo piel para añadir sofisticación.
Es otra de las piezas que más se ha repetido, algo que queda patente gracias a las capuchas grises que remataban un buen puñado de chaquetas, asomando indiscretas para potenciar el casual de mezclas que no lo tenían como tónica principal. ¿Un detalle? No se trata de sudaderas cerradas, sino de versiones con cremallera central que se llevan abiertas, para dejar que todas las capas del look sean visibles.
Es decir, una prenda de lentejuelas, como ya se ha indicado. Es una tendencia que aunque antes pudiese sonar contradictoria, en este nuevo espíritu que invita a utilizarlas en cualquier momento (en una especie de efecto rebote tras no poder salir de casa y vivir en leggings) tiene todo el sentido del mundo. No hay que perder de vista los vestidos lenceros, pero la falda inspirada en un miriñaque es una de las más destacadas (y fantasía) de la colección.
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Por Mayte Salido
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