'La Banda del Colorete' practica con sus nuevos ritmos en el Parque Empresarial Mejostilla.JOSÉ PEDRO JIMENEZ
«El Carnaval de esta ciudad sabe lo que significa superar otros baches y aquí seguimos. Es verdad que cuando hay un parón la gente se desilusiona, y que se necesita una buena animación varios meses antes para los preparativos», explica Marisa Iglesias, presidenta de la Asociación Cáceres Carnaval y una de las supervivientes de los grandes momentos de la fiesta en Cáceres, en los años 80 y 90, cuando el ambiente era espectacular. Luego llegó la decadencia, e incluso dejaron de programarse actos colectivos a raíz de la crisis de 2008. Cáceres había eliminado por completo el Carnaval. Pero una quedada informal para desfilar en 2012 desde Cánovas hizo bueno aquello de ‘donde hubo fuego siempre quedan brasas’, y supuso el punto de inflexión. Ya entre 2016 y 2018, la fiesta logró reunir en su desfile a veinte grupos. Pero en 2020, última edición, se redujeron a once. La pandemia los ha doblegado a la mitad. Faltan sobre todo numerosos centros escolares por las circunstancias sanitarias.
‘El Jaleo’, ‘Mansaborá’, ‘La Banda del Colorete’, ‘Taquicardia’ y la ampa del colegio María Auxiliadora son las comparsas que de momento han confirmado su participación. El ayuntamiento se ha reunido con ellas para organizar el programa. Se trata de los grupos fieles al Carnaval cacereño porque consideran que si no lo hacen ellos, nadie vendrá a hacerlo. «Con 16 años nos íbamos al Casar de Cáceres, donde el ambiente es fantástico, ¿pero qué necesidad de ponerse en carretera teniendo una ciudad que puede animar su fiesta?», se pregunta Begoña Rivera, de ‘Mansaborá’. «Y además no hay por qué parecerse a nadie, nosotros somos capaces de organizar nuestro propio Carnaval y nuestros hijos merecen vivirlo sin salir de Cáceres», destaca Abigail Navarro, de ‘La Banda del Colorete’. «Echamos de menos los años 80 y 90, salíamos disfrazados los amigos, las familias enteras... ¿Por qué mis sobrinos no pueden disfrutarlo también hoy?», lamenta Patricia Vaca, de ‘Taquicardia’.
Marisa Iglesias, de ‘El Jaleo’, es una de las grandes veteranas a quienes se debe la supervivencia de la fiesta. «Tenemos un Carnaval con vaivenes, lo hemos visto con los años, pero ahora por nosotros tampoco quedará, estamos animados, lo estamos preparando...», afirma. ¿Y cómo puede Cáceres remontar de una vez por todas su cita? Las comparsas lo tienen claro: se necesitan dos requisitos. Primero, mayor implicación ciudadana. Segundo, y prioritario, una anticipación del ayuntamiento a la hora de organizar los actos (tienen la sensación de que siempre se va con retraso), así como un presupuesto más generoso.
No obstante, todos los colectivos sin excepción valoran muy positivamente la labor de la actual concejala de Festejos, Fernanda Valdés. Es cierto que se ha implicado personalmente en levantar el Carnaval y afirman que no hay duda de su empeño. Pero coinciden en señalar que esa actitud también precisa un respaldo más decidido del propio ayuntamiento.
Fernanda Valdés ya ha esbozado el programa. Comenzará el 25 de febrero (viernes) con la Fiesta de las Lavanderas y la Quema del Pelele, y por la noche, la presentación de las comparsas y el pregón. El sábado tendrá lugar el desfile (18.00) que este año cambia Gran Vía por Pintores. El domingo se celebrará el desfile infantil y el organizado por la Asociación del Carnaval. Además habrá otras actividades, premios (uno nuevo al mejor disfraz individual), animaciones... También se instalará la tradicional carpa en la plaza Mayor, cuya gestión saldrá a licitación.
«Hemos atravesado años duros, hay ganas de pasarlo bien y el Carnaval es la época para divertirse por excelencia, para perder la vergüenza», destaca Fernanda Valdés.«Los grupos llevan dos años trabajando, han puesto su ilusión, su tiempo y su dinero en trajes y en coreografías. Desde el ayuntamiento, lo mínimo que podemos hacer es echarle tanta ilusión como ellos», subraya.
La edil ha estudiado con las comparsas el formato más adecuado. Han puesto encima de la mesa las opciones, y una vez decidido, anima a la ciudadanía a sumarse respetando las medidas sanitarias. «No es necesario un traje complicado ni caro, se puede buscar entre lo que guardamos en casa. Cáceres tiene materia prima para un Carnaval a todo color, solo hay que poner ganas», proclama.
El Periódico Extremadura ha charlado con las principales comparsas que pondrán este la alegría en las calles. Éstas son sus vivencias, y sobre todo, sus expectativas.
«El miedo a la pandemia está ahí, pero también están los ánimos y las ganas. Llevamos dos años sin vida social y es necesario disfrutar del Carnaval, tomando las medidas de protección necesarias». Lo dice muy convencida Abigail Navarro, una de las fundadoras de ‘La Banda del Colorete’, comparsa que se unió a la agenda cacereña cuando la fiesta resurgió en 2013. «El primer año salimos tres amigas disfrazadas de egipcias y ahora somos 50 personas de distintos puntos de Cáceres. Nací en el año 83 y aún recuerdo aquella carpa ovalada en la plaza Mayor con una vida exagerada, todas las familias disfrazadas. Veía el entierro de la sardina desde la casa de mi abuela en el Rodeo. No parábamos», rememora nostálgica.
'La Banda del Colorete' practica con sus nuevos ritmos en el Parque Empresarial Mejostilla.JOSÉ PEDRO JIMENEZ
Abigail y su grupo son todo creatividad. Al comenzar la pandemia diseñaron ocho trajes, hicieron la elección «y aun así dos años después vamos a marchas forzadas: los retoques del disfraz, que lleva muchísimo trabajo, los ensayos, la percusión que introdujimos hace cuatros ediciones… Nos gusta mucho, al final siempre nos liamos», revela divertida.
«Cáceres ni puede ni debe tender a un Carnaval del tipo de Badajoz o Navalmoral, queremos el nuestro, el que seamos capaces de hacer, que anime a los jóvenes a no marcharse esos días», reflexiona. Y para conseguirlo sería fundamental «que el Martes de Carnaval fuese festivo, porque entonces a mucha gente le merecería la pena hacerse con un disfraz. Pero ya sabemos que en el caso de Cáceres está difícil, hay que elegir entre el Carnaval, San Jorge y la Feria de Mayo», plantea. Sea como fuere, ‘La Banda del Colorete’ pondrá otra vez todo de su parte. «¡A ver si se anima más gente…!».
Los tambores marcan el inicio del ensayo en Vegas del Mocho (foto). El nuevo grupo de percusión ha creado los ritmos, el de baile ha diseñado las coreografías, y el de trajes acabó hace tiempo los tutoriales para que, quienes lo prefieran, pueda confeccionarlos en casa. Este año desfilarán 50, una participación bastante nutrida teniendo en cuenta el miedo a los contagios. ‘Mansaborá’ ultima así su cuarta salida en el Carnaval cacereño. «Llevamos dos años preparándonos. El disfraz dará mucho juego y el gorro..., ¡el gorro ya lo veréis!».
Lo cuenta emocionada Begoña Rivera, representante de ‘Mansaborá’, una comparsa que surgió de un primer desfile de algunas amigas veinteañeras que un día se cansaron de ir a buscar la fiesta a otros lugares. «Algunos cacereños estamos intentado que resurja. Nos han hablado de los mejores años, que además coincidían con la movida. Aquello se apagó y hay que encenderlo», afirma Begoña. Esta edición será especial: «Nos ha dado tiempo a prepararla durante dos años y vamos a estrenar una base de ritmo carnavalero: cajas, tamboriles...», anuncia.
La entrega de la comparsa siempre recibe premio como recompensa. Ellos tratan de superarse cada año, «porque nos divertirnos creando». Han llegado a sacar una carroza drag queen y otra de seis metros llena de fantásticos engranajes.
En ‘Taquicardia’ no están dispuestos a que la pandemia siga arruinando ediciones carnavaleras y han decidido adaptarse a los tiempos con una organización más ajustada. Todo se hace por turnos. «Realizamos los talleres de costura los fines de semana en sesiones de mañana y tarde (foto) para que no se junte tanta gente, incluso enviamos tutoriales a los que tienen mucho contacto con el público y les da miedo poner en riesgo a los demás», explica Patricia Vaca, impulsora de la comparsa hace una década.
Taller de costura de 'Taquicardia'. Acuden por turnos para mantener la distancia y evitar riesgos.JOSÉ PEDRO JIMENEZ
Y aunque el temor a los contagios ha reducido la participación, quienes mantienen su voluntad de salir lo hacen con tanto ánimo que introducirán una novedad nunca vista en el desfile cacereño: ‘Taquicardia’ llevará por primera vez una voz femenina cantando en directo, acompañada por la percusión y por los ritmos del DJ Jesús Vaca. Ya están deseando que todo comience.
Y es que este grupo nunca se da por vencido. En 2020 alquiló incluso una nave para los ensayos de sus 80 componentes. «A falta de locales públicos, nos las ingeniamos como podemos, porque algunos recordamos el Carnaval que tuvo Cáceres y no queremos darlo por imposible, por difícil que sea», reconoce Patricia.
Se trata de la comparsa decana de Cáceres, nacida en 1989, cuando el raro de turno era el cacereño que iba por la calle sin disfraz. ‘El Jaleo’ puede considerarse el hilo conductor del Carnaval cacereño, el único eslabón que une a la fiesta con el esplendor que alcanzó en los años 80 y 90. Sus letras siempre fueron novedosas, socarronas, divertidas..., tanto que entre concursos de canciones y disfraces ganaron todos los premios posibles. Llegaron a sumar 150 componentes y estuvieron tras la nueva llamada a reflotar el Carnaval perdido hace una década. Tampoco la pandemia iba a pararles. Y ahí siguen preparando el desfile de 2022.
'El Jaleo' retoma sus ensayos en el ferial.CEDIDA
«Desde noviembre estamos con los disfraces, siempre empezamos con antelación para que dé tiempo a todo. Este año lo nuestro va de cuernos», desvela burlona Marisa Iglesias, representante del Jaleo y presidenta de la Asociación Cáceres Carnaval. ¿Querrán darle una cornada al covid? Posiblemente sí. Lo harán con su gracia y su música. Se trata del único grupo que siempre ha tenido percusión propia: caja, tambor, bombo, repique… Unos tocan y otros bailan, desde los 3 hasta los 60 años. Para ‘El Jaleo’ no hay edades porque consideran que el Carnaval siempre tendrá el alma joven.
Desde su experiencia, saben que es un año especial, que no se puede pedir más a la gente dadas las circunstancias, pero esperan que «esta fiesta de altibajos» comience de nuevo la remontada en cuando el covid lo permita.
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