Durante las primeras horas de este viernes, la marca española de ropa, Zara, se convirtió en tendencia dentro de redes sociales luego de que cientos de usuarios hicieran eco de la visita realizada por el creador de contenido digital, Vampipe, a una de sus sucursales.
De acuerdo con lo que ahora se cometa en la red, el influencer mexicano, que es reconocido por ser un ácido crítico sobre toda clase de temas sociales, políticos y culturales, habría visitado la tienda de Zara ubicada en Plaza Antara, considerada como uno de los centros comerciales de mayor categoría en el país.
La imagen inicial de la discusión parece haber sido publicada por el usuario de Twitter identificado como Abdenis Molher (@CuadranteMEs) quien capturó y compartió el momento en el que Vampipe realizaba sus compras en la mencionada tienda acompañada del mensaje: “Es que si @vampipe no chayotea no le alcanza para comprarse su ropita en el @ZARA de @AntaraMx #QuienEsQuienEnLasMentiras”.
El hecho generó toda clase de comentarios encontrados. Y es que para muchos la publicación hacía referencia a Zara como una marca de “lujo” que parecería inalcanzable en cuestiones de precio para la población.
Fue justo aquí en donde el debate comenzó; mientras algunos usuarios defendían esta postura otros más aseguraban que los productos de Zara no pueden ser considerados como “de lujo” ya que la marca está dentro de la categoría fast fashion, en donde una de las principales características son justamente precios accesibles a cambio de ropa que producida en serie tiene un tiempo de vida limitado.
Con esto y lejos del debate de lo que podría significar o no la visita de Vampipe a una tienda Zara, el hecho deja en claro un fenómeno peculiar que no puede ser omitido en temas de construcción de marca.
Si bien la marca parecen no haber hecho nada para estar en esta posición más estar disponible para un cliente particularmente polémico, la realidad es que se trata de un asunto que refleja la manera en la que firma es apreciada por el consumidor, en donde una carga evidentemente política y de ideologías está de por medio.
Esto podría ser un arma de doble filo para la reputación de Zara si consideramos que aunque las personas quieren que las marcas sean cada ve más activas en la solución de problemas y causas sociales, no desean que las firmas comerciales se vean involucradas en temas políticos.
Diversos estudios han anotado que la relación entre marcas y políticas es castigada por el consumidor. Una reciente investigación firmada por 4A asegura que aunque el 67 por ciento de los responsables de mercadotecnia creen que los valores cambiantes están haciendo que las marcas se interesen más por la responsabilidad corporativa y el marketing basado en valores, el 58 por ciento de los consumidores no están de acuerdo en que las marcas involucren sus estrategias de mercadotecnia con temas políticos. Sin embargo, las audiencias afirman que ven con buenos ojos a aquellas marcas que toman una postura positiva ante temas como la lucha contra el racismo, la inclusión o la igualdad de género.
En este sentido, es imposible pensar en tendencias de consumo alejadas del entorno socio-político. Este factor seguirá marcando una pauta en la relación marca-consumidor, que aunque no sea reconocida del todo por los clientes se hace evidente con la exigencia de los mismo por marcas comprometidas con sus ideales.
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