En el año 2012, Marvel dio un puñetazo en la mesa con “Los Vengadores”. La película cambiaba por completo las bases establecidas del género hasta la fecha e inspiró a otros a recorrer ese mismo camino. La película obtuvo una secuela el año pasado, pero a fin de cuentas, esta no reinventaba nada. Solo era eso, una secuela.

Sin embargo, Marvel no se iba a quedar parada, y tendría que volver a encontrar la manera de cambiar las tornas. Para ello, encargaron al equipo responsable de una de sus películas más exitosas hacer una película que fuera una adaptación de un arco muy querido de los cómics, una presentación de varios personajes nuevos y una tercera parte de la trilogía del Capitán América,todo eso a la vez. La apuesta se llamaría “Capitán América: Civil War” y ha generado expectativas desde su anuncio. Ayer vivimos su estreno en España y, por fin, hemos podido comprobar si tanto los hermanos Russo como Christopher Markus y Stephen McFeely han conseguido llegar hasta el final con rotundidad.

Algo personal

No se podría tildar “Civil War” de otra forma que no fuera un rotundo y absoluto éxito. Consigue todo lo que se propone de una manera sobresaliente, colocando el foco de interés donde debe en el momento exacto, emocionando, intrigando y haciendo saltar de la silla al espectador a lo largo de toda la película. Sin embargo, si tuviera que señalar una causa principal por la que la película brilla como lo hace es sus personajes.

La película coge lo vital del cómic (la premisa y determinados acontecimientos clave) y elimina la mala caracterización de ese arco, donde todos los personajes están distorsionados hasta el extremo para hacerlo creíble y lo sustituye por la versión clásica, la que hemos aprendido a amar a lo largo de muchas películas. En la cinta de los Russo nadie tiene la razón completa, nadie es el villano (entiéndase por esto entre los héroes), y tus simpatías recaen (por fin y de verdad) en tus convicciones morales y políticas. Ambos bandos tienen fuertes argumentos a su favor con lo que situarse, y puedes empatizar con ambos, pero no hay que equivocarse: son bandos contrapuestos, cada uno con ideas muy distinta de lo que la justicia debe ser.

Chris Evans se corona como el Capitán América en una película que, no nos equivoquemos, gira en torno a él. Se mueve como el Capitán América, habla como el Capitán América y su traje es el del Capitán América. La experiencia vital por la que pasa el propio Capitán no es menor que la que vimos en el Soldado de Invierno, y tenemos varios momentos de gran intensidad para Steve Rogers. Una gran actuación con la que Evans puede decir orgulloso que su versión es una de esas versiones definitivas, donde es imposible separar al actor del personaje.

Sin embargo, y aunque mis lealtades personales estén con el Capi, debo decir que he quedado absolutamente impresionado por Iron Man, de una manera que nunca antes había hecho. Robert Downey Jr. nos entrega a un Tony Stark lleno de matices, que (¡por fin!) alcanza su madurez. Por fin vemos a Stark desnudo de esa capa de autosuficiencia, de constantes bromas para protegerse, y con una humanidad con la que el cómic homónimo jamás se atrevió a soñar. El centro de la película es el Capi, pero Iron Man no se queda muy atrás.

El resto de personajes están asombrosamente bien llevados, y es aquí donde el universo compartido hace su función: no hacen falta grandes explicaciones, grandes monólogos para entender cuáles son sus motivos, sino que en unas pocas frases entiendes por qué se colocan en ese bando de la lucha. Todos brillan, todos tienen su gran momento y nunca sientes que un personaje ha sido traicionado o dejado de lado. Entre estos titanes, se alzan dos nuevas estrellas. Por un lado tenemos que hablar de Pantera Negra (por qué dejaron el nombre en inglés en la película es algo que se me escapa), que es una versión calcada a la de las viñetas. Chadwick Boseman interpreta a un T’Challa honorable, pero con una gran ira, y como Pantera Negra es insuperable. El traje, los movimientos, el sigilo… Genera muchísimas ganas de ver su película individual.

Y bueno, Spider-Man. Antes de entrar a la sala, puede que mis ganas de ver a este nuevo Spidey igualaran, o incluso superaran, a la película en su conjunto. El miedo de que hubiera otra versión más de Spider-Man en lugar de la versión definitiva del personaje era algo que me llenaba de angustia. Después de haber visto la película, e incluso con el corto tiempo en pantalla, puedo afirmar que no es así: Tom Holland nos regala, en su breve aparición, el mejor Peter Parker/Spider-Man que hemos tenido nunca. Es inteligente, tiene carisma, su relación con su tía es la adecuada, no para de hablar… y además, se mueve como Spider-Man debería. El traje, además, es otro mundo. Incluso con algunos detallitos que me molestan (¿a qué esas tiras de negro?), todo él tiene la sensación de ser un traje diseñado por el legendario John Romita. Con todo, tienen los ingredientes perfectos para darnos una gran película de Spidey. Marvel, no la fastidies.

Un monstruo que podrías ser tú

Como comentaba en la entradilla a esta noticia, la película prometía no solo ser una adaptación de Civil War, sino también una secuela de “El Soldado de Invierno”. Pues bien, no solo han abordado esto con éxito, sino que es algo que pilla de sorpresa, ya que es una trama de la que no hemos visto absolutamente nada en los trailers. Y toda ella se puede resumir con un solo nombre: Helmut Zemo.

La inclusión de Zemo me daba mucho miedo, ya que podría señalar a una reconciliación cliché para acabar con una amenaza mayor. Afortunadamente, la película no va por esos derroteros y nos da al villano más único de Marvel. El papel de Zemo no es un pequeño giro de guión reservado para el final, sino que su presencia se explica a lo largo de toda la película, hasta el punto de que se desarrolla en paralelo al acta de registro.

Daniel Brühl interpreta a un Zemo más parecido al de las viñetas de lo que podríamos pensar, y sigue la línea de lo planteado por Alexander Pierce en el Soldado de Invierno, aunque de maneras muy distinta. Este Zemo huye de las grandilocuencias, es sibilino, y, sobre todo, tremendamente humano. Como nota negativa, creo que un aspecto más parecido al cómic ya que, a pesar de todo, para mí Zemo es quien es también por su iconicidad visual, y debería ser respetada, máxime porque no hay motivo para no hacerlo. Colocando eso al margen, Zemo pasa a formar parte de la lista de los buenos villanos de Marvel Studios, colocándose de manera destacada en la parte superior.

Batallas de una guerra

“Capitán América: Civil War” es la película que tiene que ser, que necesitamos que sea, y eso es así debido a su ritmo: la película nunca aburre, pero tampoco sientes nunca que vaya a todo trapo. Es más, la película se centra en su propia historia, sin cometer el error de avanzar películas futuras porque, francamente, no hace falta. El mejor enganche para seguir viendo este universo es que esta película sea tan buena como es.

El guión y montaje del film son una auténtica joya que no se puede pasar por alto. El debate que abre es claro y está bien planteado, y la película no teme en ningún momento tener largas escenas de discusión, donde siempre mediante conversaciones se nos muestra el punto de vista de cada uno de los Vengadores. Es una película que es madura sin pretenderlo, sin tener ínfulas de nada, simplemente por los temas que plantea de manera natural. Porque esa es la cuestión clave: la naturalidad. Este es el paso lógico a seguir por estos personajes, después de lo visto en películas anteriores. Ninguna de estas discusiones se siente forzada, o como exposición innecesaria. Eso no quiere decir que la película no tenga humor, que lo tiene, pero más bien es en cantidades mínimas, en momentos puntuales, ya que en líneas generales continúa con la sobriedad de “El Soldado de Invierno”. El centro de esta película es la interacción y la discusión entre personajes, aunque encuentro brillante que nunca olviden que son personajes que hasta hace nada estaban peleando codo con codo. Esa ruptura ideológica es la historia a contar y los Russo lo saben.

Pero eso no quiere decir que no haya acción en esta cinta, porque llega y lo hace en dosis espectaculares. Ya sabemos que el equipo involucrado en esta película sabe rodar acción estupendamente, pero esto es literalmente otro nivel. Desde las batallas más íntimas hasta las más grandilocuentes, cada escena de acción de esta película supera a su predecesora. Y bueno, a riesgo de sonar cliché, luego está la escena del aeropuerto. Una batalla absolutamente espectacular, que no se parece a nada que hayamos visto antes. Una auténtica delicia visual, que parece una auténtica splash-page de los cómics. Una escena tan absolutamente sobrecogedora en términos de escala que es difícil que se sigan manteniendo las críticas de falta de personajes en esta película. Esto es Civil War en todo su esplendor.

Lamentablemente, y aunque son las menos, Marvel no ha ganado todas las batallas de esta gran guerra, siendo el gran punto negro una Banda Sonora bastante olvidable. En ningún momento oímos el memorable tema del Capitán América de Silvestri (de los mejores de toda la factoría Marvel), ni siquiera la fanfarria de los Vengadores. La verdad es que solo se trata de un aspecto técnico, pero que desmerece por momentos el grandioso trabajo del resto del equipo de esta película. Sin duda, el aspecto en el que más debe trabajar Marvel Studios.

Conclusiones

“Capitán América: Civil War” es, como decía, la apuesta más grande de Marvel hasta la fecha, y es una apuesta claramente vencedora. En la opinión del que escribe estas líneas, no solo consigue la mejor película de Marvel hasta la fecha, sino que cierra la mejor trilogía superheroica de todos los tiempos.

El film consigue lo que quiere en todo momento, es adulto y absolutamente divertido. Tiene consecuencias reales para este universo y es una clase magistral sobre cómo adaptar un cómic sin necesidad de calcar viñetas, cogiendo lo mejor del mismo y eliminando lo malo, usando las versiones más clásicas y reconocibles de estos personajes. Con esta guerra acabada, se acerca una mucho más grande en escala, pero al menos ya sabemos que está en las manos más capaces. Por mí, que llegue ya. La estamos esperando.