Tenía tan solo 18 meses cuando se puso por primera vez frente a una cámara de cine. Elle Fanning (Georgia, EE UU, 1998) lo hizo de la mano de su hermana mayor, Dakota. Las Fanning encarnaban al mismo personaje en diferentes edades: Lucy, la hija de Sean Penn en Yo soy Sam (2001). Después, Elle ha compaginado proyectos independientes (Phoebe in wonderland o Somewhere, donde conoció a Sofia Coppola) con grandes éxitos de taquilla (desde El curioso caso de Benjamin Button a Super 8, pasando por Maléfica, su último estreno en la cartelera española). En diciembre de 2011 la revista W retrataba a las hermanas por primera vez juntas para una portada, que se titulaba Las chicas de oro; Bill Gayten se inspiró en ellas para la colección resort de John Galliano en 2013 y Louis Vuitton les reserva asientos contiguos en sus desfiles de París. En plena adolescencia, la pequeña Fanning parece haber conquistado Hollywood.
A diferencia de otras actrices, como Emma Roberts, Mamie Gummer o Eva Amurri, Elle y Dakota Fanning no provienen de ninguna familia legendaria de la industria. Cuando llegaron en el año 2000 no tenían ni un solo contacto. El talento interpretativo de la mayor animó a la familia a trasladarse desde su Conyers natal (en el Estado de Georgia) a Hollywood en busca de una oportunidad. O dos. Elle, que comenzó a trabajar a rebufo de su hermana, lidera hoy la lista de los 30 mejores actores menores de 30 años que elabora Los Angeles Times. Este diario esgrime como razón para incluirla su gran actuación en Maléfica frente a Angelina Jolie. Comparte honores con Jennifer Lawrence, Elizabeth Olsen, Robert Pattinson, Ellen Page y Emma Watson. Ni rastro de Dakota en la enumeración.
La actriz llega puntual y sonriente a la cita en el hotel Four Seasons de Los Ángeles. Viste de negro: camiseta de Nina Ricci y pantalones de Balenciaga. Pero lo que realmente llama la atención es el dorso de su mano, donde lleva escrito el nombre de Bob Dylan.
¿Y ese apunte a bolígrafo? ¿Esto? ¡Manías! Pero se quita [intenta borrarlo chupándose el pulgar]. Suelo escribir su nombre cada vez que estoy aburrida en el colegio. Lo hago desde hace años.
¿Por qué Bob Dylan? ¡Es de mis favoritos! A Cameron Crowe [que la dirigió en Un lugar para soñar, estrenada en 2011] le gusta poner música mientras rueda. Elige un cantante para cada personaje y el mío era Bob Dylan. Aunque ya lo conocía de antes, porque soy de la vieja escuela, pero gracias a Cameron me convertí en una experta.
¿Es lo único que lleva en su reproductor de música? Qué va. Me encanta Lady Gaga. Desde su música a sus vestidos. Es increíble. Mis amigos y yo nos pasamos el día bailando sus canciones en fiestas y cumpleaños. Tampoco me pierdo los conciertos de Rihanna y Beyoncé. Me parecen geniales. Mi hermana, que sabía lo mucho que me gustaba, me la presentó cuando yo tenía 13 años. Me quedé con la boca abierta, como una idiota. Aunque, a decir verdad, si miras mi iPod verás que mi canción preferida es Tangled Up in Blue. Esa y todas las de Dylan. Me las subió mi padre, que también es de la vieja escuela.
Con tanta pasión por la música y el baile, ¿cómo acabó haciendo cine? Mi hermana Dakota y yo nos pasábamos la vida disfrazándonos y montando números que interpretábamos en nuestra casa de Georgia. Mi madre fue la que se dio cuenta e hizo caso a quienes le recomendaban que nos llevase a Nueva York o a Los Ángeles. Así que aquí vinimos.
O sea, que todo empezó muy temprano. Dakota y mi madre tomaron la avanzadilla, mientras mi padre y yo nos quedábamos en Georgia. Cuando decidieron que nos trasladábamos definitivamente a la ciudad es cuando yo comencé, con 18 meses. Al principio, era simplemente lo que cualquier bebé haría, pero he crecido. En cualquier caso, siempre supe que era algo divertido que me gustaría de por vida… incluso ahora que soy mayor me lo sigue pareciendo. Es fascinante ponerte en la piel de alguien que sabes que no eres. Sigue siendo un juego estupendo.
Otros lo llaman industria. Para mí siempre será un juego. Yo creo que para todos. Un juego al que me gustaría seguir jugando toda la vida.
¿Y la formación técnica? Nunca he estudiado interpretación de forma académica. Me expreso como lo siento, de manera natural. Mi única técnica es que me gusta preparar mis papeles mientras estoy en la bañera.
¿Hay celos entre hermanas? Sí. Bueno, no. La admiro mucho. Es la actriz que más admiro. Su transición hacia papeles más adultos ha sido tan buena que solo espero que la mía sea igual. Pero lo nuestro es una relación normal. Con peleas incluidas, especialmente cuando me pongo su ropa. No le gusta nada. Pero la quiero un montón.
Hubo un tiempo en que ambas podían tener un mismo personaje en una película. Su debut en Yo soy Sam fue interpretando a una joven Dakota. Ahora que no se nota tanto la diferencia de edad, ¿compiten por los mismos papeles? ¡A mí también me parece que nos hemos acercado con los años! Ahora, más que mi hermana mayor, es una amiga con la que puedo hacer muchas cosas. Bueno, cuando vuelve de la universidad en Nueva York. Procuramos visitarnos en nuestros rodajes, pero no hablamos de guiones ni de cine.
¿Qué otras estrellas le inspiran en la profesión? ¿Además de Dakota? Me encantan Jodie Foster y Meryl Streep, porque adoro El diablo viste de Prada. ¡Tengo que trabajar con ella algún día y decírselo! También Judy Garland, adoro sus películas en blanco y negro. Pero de todas, Marilyn Monroe es la más grande. Tengo la habitación forrada con sus pósteres.
¿Por qué Marilyn? Porque destilaba naturalidad. Era tan guapa, tan… ella. No hay una mala foto de Marilyn. La primera película suya que vi fue La tentación vive arriba y me encantó. Con siete años me disfracé de ella en Halloween. Siempre digo que si Dakota es Meryl Streep, como dicen, yo soy Marilyn.
Y sin embargo su carrera gira más hacia papeles dramáticos, como en Ginger y Rosa (2012) o ahora Low Down. ¿No le cambian el humor? Para nada, porque sé que es un juego. No soy yo y no me afecta personalmente. Sé que son personajes, cuando actúo cambio el chip. Pero en cuanto dicen “¡corten!”, vuelvo al modo Elle, con todo lo que eso conlleva. Me pasa lo mismo con los rodajes. Es como si el tiempo se detuviera y fuera otra persona la que está allí. Me siento diferente. Luego, cuando vuelvo a casa, me siento más alta, más madura, como si hubiera crecido con esta nueva experiencia.
¿Qué películas prefiere como espectadora? E.T. me encanta, es maravillosa, ¡y lo que se llora! Pero supongo que mi preferida es El diablo viste de Prada.
¿Ninguna comedia romántica? Sin duda, Titanic. Pero para historia de amor la de mis padres, que se conocieron con siete años y todavía están juntos. Eso es amor verdadero.
La familia Fanning vive en Los Ángeles. En su casa son importantes las formas, la educación e incluso la religión. Antes de llegar de Georgia, el padre, Steven Fanning, era jugador de béisbol. Su esposa Heather había jugado al tenis hasta entrar en la universidad y tener a las niñas. Dakota se ha mudado a Nueva York para estudiar, pero Elle sigue viviendo con ellos. En su habitación, un armario de puertas correderas guarda, de un lado, el uniforme y, al otro, el resto de la ropa. El gran tesoro de la habitación (vestidos de Prada y Gucci mediante) es un arcón lleno de muñecas. Desde modelos de Madame Alexander a Barbies. Las paredes están profusamente decoradas con pósteres de Marilyn Monroe y Bob Dylan. En el corcho, va colgando sus últimos descubrimientos de moda, otra de sus pasiones además del cine. La joven actriz va al colegio privado Campbell Hall, situado en el valle de la ciudad.
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— Chris-Alade Zeaqraht Mon Feb 19 07:47:29 +0000 2018
Cuando se piensa en jóvenes estrellas, uno imagina clases particulares y abandono de los estudios. A mí me gusta estar rodeada de gente de mi edad, que no sean actores. No tengo nada en contra de ellos, de hecho el otro día conocí a Jennifer Lawrence y es una gamberra encantadora. Pero me gustan mis amigos. Estudié en casa, con mi abuela, hasta tercero de primaria y luego le dije que quería ir al colegio. Quería estar con gente de mi edad. El cine me lo tomo como un trabajo extraescolar. Otros van a clases de piano, y yo hago cine.
Dicen que en Hollywood se crece más rápido. No creo. Yo me veo igual que mis compañeros de clase. Aunque es cierto que se espera, de los que nos dedicamos a la interpretación, que hagamos cosas que no hace la gente de nuestra edad.
Tengo entendido que en cuestión de chicos le gusta Ryan Gosling. ¡Dios, no! Eso fue cuando vimos Crazy, Stupid, Love. Nos enamoró a todas. Pero nada que ver con lo que le pasó a una de mis mejores amigas, que estaba colgada del fenómeno Crepúsculo. Me la llevé a uno de los estrenos y pensé que le daba algo cuando le presenté a Robert [Pattinson]. ¡Qué risa! Nunca más se ha vuelto a lavar la mano.
¿Cree que es posible vivir una vida normal en Hollywood? Yo la tengo. Mis amigos me conocen desde siempre, llevamos juntos desde que empecé en la escuela. Y el resto es rutina: aprobar biología, ponerme al día si estuve un par de meses fuera con un profesor particular, etcétera.
Pero alguna vez se encontrará con fans que interfieren en su día a día. A veces me piden fotos cuando viajo. Y me hace ilusión, porque hasta ahora siempre me confundían con mi hermana. Pero, después de Maléfica, hasta se me ha acercado alguno preguntándome si era Aurora, el personaje que interpreto. Casi lo como a besos.
¿Se conecta a Facebook? No tengo Facebook. Solo dispongo de iChat en mi ordenador y hablo con mis amigos.
Y cuando llega el momento del estreno…Para ellos soy Elle, la compañera un poco tontorrona que conocen de toda la vida. Por supuesto, saben que trabajo en el cine, pero es un tema más de conversación durante la clase de biología. Eso sí, nunca se pierden un estreno, si hace falta van al pase de media noche con tal de ser los primeros en verme.
Es la segunda vez que menciona la clase de biología, ¿le gusta o es la más difícil? Es mi favorita. Me encanta también la de literatura inglesa. Algún día escribiré un libro.
A la vez que se convierte en diseñadora de moda, bailarina de ballet y fotógrafa. ¿Tendrá tiempo para todo? Me encanta estar liada. No tengo paciencia para estarme de brazos cruzados esperando. Sigo el mismo programa de estudios que mis compañeros y, si estoy fuera, me acompaña una profesora que me manda cada día los deberes que hace el resto. Lo del ballet es un gustazo, otra actividad extraescolar. Voy a la casa de una señora que da clases colectivas en su salón tres veces por semana.
¿Dónde se ve dentro de diez años? Quiero una familia como la que tengo, y poder decir que he hecho lo que quería sin quedarme atascada porque tuve miedo. Me gustaría tener el valor de hacer lo que quiera con libertad.
¿Teme la transición a la edad adulta que se le viene encima? Creo que será divertida, un momento para descubrir quién soy de verdad. La adolescencia es un viaje en el que nadie debería ser penalizado por ser diferente. Debes encontrar tu lugar. Y eso, para mí, es sinónimo de libertad.
¿No le da miedo nada? Los ascensores.
¿Es usted claustrofóbica? No, me da miedo que se caigan.
Dakota le acusa de meterse en el armario de toda la familia y decirles lo que se tienen que poner… Sí, se enfada muchísimo. Me acuerdo que lo que más me gustaba de mis primeros rodajes eran los departamentos de vestuario. Siempre me ha interesado la moda, y me paso el día con un libro de bocetos haciendo experimentos. No me asusta llamar la atención con un estilo transgresor o retro. Me da la sensación de que lo que uno viste es muy importante, como una tarjeta de presentación. Por eso no me pongo vaqueros: son aburridos y huelen a rutina.
¿Busca ayuda en la alfombra roja? Yo soy la que decido y es una de las cosas que más me gusta de mi trabajo. La tienda vintage Playclothes, en Los Ángeles, está entre mis favoritas. Disfruto fijándome en todos los detalles de lo que me voy a poner y, sobre todo, necesito ir cómoda.
Hablemos de su otra familia, la que ha ido haciendo en los rodajes. ¿Alguna vez se ha sentido intimidada por estrellas como Angelina Jolie? Angelina es todo abrazos. Me recibió el primer día con tal achuchón que acabó con todos mis nervios. Y estaba muy nerviosa. No solo por ella, me pasa en todos los ensayos. El primer día, cuando me veo ahí, de repente me digo que no sabré hacer nada.
Eso sí, luego hace amigos para siempre como le pasó con los Coppola. Son mi otra familia. He estado varias veces en casa de Francis [Ford Coppola, que la dirigió en Twixt en 2011], en los viñedos, viéndolo cocinar pasta. Es mi gran abuelo italiano. Y Sofia, una hermana. ¡Tenemos tanto en común! Aunque también me puse muy nerviosa el primer día [del rodaje de Somewhere, en 2010] porque conocía su nombre del mundo de la moda
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