SpaceX y Elon Musk han pasado de ser el objeto de burla preferido por la industria aeronáutica a convertirse en el operador con mayor impulso. No hay más que echar una ojeada a la ciudad que está construyendo poco a poco, en Boca Chica, el lugar elegido para ser la base de los lanzamientos orbitales del programa Starship.
A día de hoy, SpaceX envía un cohete al espacio casi cada mes, transportando en sus misiones satélites tanto para empresas como para países, además de ser una de las empresas con capacidad para hacer llegar suministros a la Estación Espacial Internacional. Todo esto para financiar, en parte, el gran proyecto del fundador: terraformar Marte y construir una colonia humana permanente allí.
"Creo que es importante que la humanidad se convierta en una civilización espacial y una especie de múltiples planetas. Se necesitarán muchos recursos para construir una ciudad en Marte. Quiero poder contribuir tanto como sea posible”, declaró a Business Insider.
Una idea que no surge de un arrebato sino de un sueño que tomó forma en 2012, el momento en el que Elon Musk la verbalizó ante la Real Sociedad Aeronáutica en Londres. No solo planteó su objetivo, sino que marcó los hitos de su propio calendario: en 2018, comenzaría la construcción de la nave que enviaría a los primeros grupos humanos hacia otro paso más en la Humanidad. La fecha de lanzamiento oficial: 2022.
Por ahora, su plan se está cumpliendo. Se espera que en septiembre u octubre de este 2021, SpaceX lance su primer vuelo orbital, la siguiente etapa en este particular viaje hacia lo que él denomina una humanidad interplanetaria.
En su mente visionaria, Elon Musk ve colonias en el Planeta Rojo de hasta 80.000 personas, con vuelos regulares (aunque durarán varios años) al más puro estilo Ad Astra o Desafío Total.
¿Es realmente factible? En esta particular carrera por llegar a Marte (y sus recursos), la compañía aeroespacial compite con otras propuestas privadas como Blue Origins de Jeff Bezos, e incluso con la propia NASA y China.
La agencia espacial estadounidense se ha fijado como meta para llegar a Marte el año 2030, misma fecha que bajara la potencia China quien a pesar del evidente retraso en el desarrollo de su programa espacial, recorta distancia año a año.
Independientemente de quién llegue primero, las condiciones a las que se enfrentarán los astronautas allí serán muy duras: altas cargas de radiación, microgravedad, el paso del tiempo. ¿Está la Humanidad preparada?
Chris Mason, genetista del Weill Cornell Medicine, lleva años estudiando qué sucede en el organismo cuando un cuerpo humano permanece en el espacio. Fue uno de los primeros en apuntar a la evolución genética, natural o forzada mediante la ingeniería genética, antes de que el programa de la NASA para ir a Marte tuviera forma.
En su nuevo libro, ‘The Next 500 years: Engineering Life to Reach New Worlds’ va un paso más allá y formula cuáles son los cambios genéticos que deberá conquistar el hombre para terrraplanar en Marte y en otros potenciales planetas habitables. Asimov ya lo vislumbró en su trilogía de La Fundación, que en breve se convertirá en serie en Apple TV.
Su visión, y la de su colega Kennda Lynch, astrobióloga y geomicrobióloga del Instituto Lunar y Planetario de Houston con quien ha compartido proyecto de investigación de los efectos del espacio en el organismo humano para la NASA, sitúa a Marte como la primera de las grandes opciones de la humanidad para salvarse de la extinción.
Según sus estimaciones, en 1.000 años la Tierra dejará de ser habitable, y por lo tanto, buscar otros planetas es un acto de 'salvación'.
El mayor escollo pasa por la naturaleza misma del hombre: en los diversos estudios que han realizado para la NASA registraron no solo la pérdida de masa muscular en el cuerpo, sino también en el corazón, la alteración del ADN, descalcificación de los huesos y diversas alteraciones en el sistema inmunológico.
Su propuesta pasa por utilizar la tecnología genética para activar y desactivar elementos del ADN que permitan una mayor adaptación al entorno marciano, o de los mundos que se colonicen más allá del Sistema Solar.
Esta manipulación no se centra exclusivamente en los adultos sino directamente en la gestación de los fetos. El genetista apunta que este cambio será gradual y llevará varias generaciones (500 años), si bien se muestra confiado en que el inicio está muy próximo dado el impulso a la exploración espacial que ha reactivado Elon Musk.
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