Hace décadas las microemprendedoras vendían sus productos de puerta en puerta, muchas a través de catálogos impresos. Pero hoy, con la explosión de las redes sociales y la digitalización de casi todas las actividades cotidianas, las mujeres venden y ofrecen sus productos a través de internet.
No es algo nuevo, sin embargo desde hace unos días en redes sociales se viralizó el concepto de las nenis, sobrenombre que se ha dado a estas mujeres a manera de burla, porque muchas de ellas se dirigen a sus clientas usando adjetivos como “nenas” o “hermosas”.
Según la academia de negocios para mujeres, Victoria 147, “las nenis son microemprendedoras, y son el mejor ejemplo para caracterizar los primeros pasos del emprendimiento: trabajan con sus propios recursos, algunas sin oficinas, ni establecimientos que puedan reflejar tan solo un poco de los esfuerzos que han puesto para seguir adelante”.
Felipe Servín, CEO de Vendora, una de las plataformas que podría ser estandarte para las nenis, dijo a MILENIO que en este tipo de emprendimientos hay diferentes perfiles: “las que son emprendedoras y hacen su propio producto, como jabones o velas aromáticas, que tienen talento artesanal y crean pequeñas marcas, y también las que compran productos en mayoreo o en descuento y venden a precio retail a través de internet”.
Sin importar el perfil, para Servín, la definición de neni que debe defenderse e impulsarse es la de Nuevas Emprendedoras de Negocios por Internet; “me encanta y debería impulsarse”, opina el fundador de dicha plataforma de social commerce que impulsa a las mujeres emprendedoras.
Quienes atacan a las nenis, argumentan que estas mujeres no pagan impuestos, aunque cabe precisar que muchas lo hacen cuando venden sus productos vía plataformas digitales como Mercado Libre o Amazon.
Además forman parte importante de la economía mexicana. Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), los roles y estereotipos por razón de género han colocado a las mujeres en sectores considerados tradicionales, como el comercio, tanto formal como informal. El 53.7 por ciento de las mujeres se dedican a esta actividad frente a 35.5 de los hombres.
Las nenis generan valor económico, muchas de ellas son amas de casa y realizan actividades no remuneradas domésticas y de cuidados, las cuales equivalen a 19.3 por ciento del PIB nacional, de acuerdo con el Inegi. Las cifras más recientes al cierre del 2019 indican que este trabajo tiene un valor de 5 billones de pesos.
No obstante, solo 41 por ciento de las mujeres se cree apta para iniciar un negocio frente al 50 por ciento de los hombres que se considera capaz de hacerlo, de acuerdo con un informe realizado por el Observatorio Estratégico de la Alianza del Pacífico (OEAP).
Esto explica por qué en México, 8.8 millones de mujeres tienen un micronegocio frente a los 12.7 millones de hombres, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo publicada en enero de 2021.
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De acuerdo con el Inegi al menos 1.3 millones de mujeres perdieron su trabajo en el país durante la pandemia por covid-19, lo cual ha favorecido a la proliferación de estas microemprendedoras que buscan sustentar o ayudar al sustento de sus familias.
Además, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el país la brecha salarial entre hombres y mujeres de entre 20 y 59 años de edad que trabajan 35 horas o más a la semana, en zonas urbanas, es de 6.2 por ciento.
Sin embargo, esta brecha puede incrementar hasta 22.8 por ciento si en el hogar hay por lo menos un niño de entre 0 y 5 años; cuando el infante es de entre 6 y 14 años la brecha se reduce a 21.1 por ciento.
Cualquier producto en tendencia, desde accesorios, cosméticos, bisutería, ropa y zapatos está en el catálogo virtual de la joven de 26 años, Jessica Pineda Plaza, quien ha visto en las redes sociales un canal de venta y una oportunidad para trabajar desde casa y cuidar a sus dos pequeñas hijas.
Años atrás, mientras participaba como becaria en el programa Jóvenes construyendo el futuro en Cuautla, Morelos, descubrió que las ventas eran una oportunidad para ganar un ingreso extra. Así que decidió dejar su trabajo en una agencia de seguros para autos para seguir ganando dinero a través de la venta de productos en Facebook y WhatsApp.
Jessica ya había vendido antes productos de Avon y Stanhome para solventar pequeños gastos en la casa y apoyar a su esposo, además de no depender de él, dice. Actualmente, 40 por ciento de los ingresos del hogar provienen de las ventas de la joven, aunque su ingreso es variable a diferencia del de su esposo que tiene un trabajo formal.
“Ahora con la pandemia le han recortado el ingreso y mis ventas han ayudado a solventar los gastos diarios del hogar”, agrega Jessica.
Esta microemprendedora, sabe que el éxito de su negocio se encuentra en el buen trato a sus clientes. “Hay que incentivar que te recomienden, además darles un buen gancho comercial, por ejemplo, regalar una mascarilla por cada referido”, afirma.
Pero también es importante no abrumarlos y ofrecerles cosas diferentes, además de conocer sus gustos e intereses y darle seguimiento a sus necesidades, explica Jessica.
La actual crisis económica presenta singularidades que afectaron más a las mujeres que a los hombres, no sólo porque ellas son quienes más se responsabilizan del cuidado del hogar y la familia, sino porque las mujeres ocupadas están concentradas en sectores que se ven muy afectados, tales como el comercio (21.6%), la manufactura (11.0%), el turismo (9.2%) y el servicio doméstico (11.1%). De acuerdo con la Cepal,, los sectores de alto riesgo en la pérdida del empleo concentran alrededor del 56.9% de las mujeres ocupadas.
En el caso específico de México, el organismo propuso un ingreso básico de emergencia para las mujeres afectadas de 120 dólares al mes, pues desde su óptica la pandemia provocó en el país un retroceso de diez años en la inserción de las mujeres en la vida laboral, al pasar la tasa de participación femenina de 44.5 por ciento en 2019 a 40.9 por ciento en 2020.
En medio de la pandemia, Sandra Alfaro Aguilar vio una oportunidad de negocio en la venta de sanitizante concentrado y gel antibacterial por internet, productos que, asegura, están elaborados con todas las normas de calidad y que responden a una necesidad actual.
Así que decidió emprender su negocio como distribuidora de estos productos y diseñó un logo y un concepto para su empresa The house more clean.
Los canales de venta que Sandra utiliza para contactar con sus clientes potenciales son una página web y una página de Facebook con el mismo nombre. Para el seguimiento de sus compradores, entre los que se encuentran empresas y particulares, las herramientas que más utiliza son el correo electrónico y WhatsApp.
Para la entrega de sus productos, se encarga de repartir a domicilio, sobre todo en municipios cercanos a Tultitlán, donde radica. Y con eso apoya al ingreso familiar.
Luego de un año, ya cuenta con clientes recurrentes, no obstante enfrenta el reto de la gran competencia de estos productos en el mercado, ya que como ella, muchas personas emprendieron un negocio similar, debido a la demanda.
Las ventas por internet le abrieron el mundo a Débora Pérez, quien, desde San Cristóbal de las Casas, Chiapas, hace colgantes de distintas figuras y bordados a mano, mismos que publica a través de Facebook y WhatsApp.
Débora tiene un puesto en el centro de su localidad, en donde vende sus artesanías; sin embargo, a consecuencia del cierre de los comercios por la pandemia, les avisaron que por tres meses debían cerrar los locales, razón por la que se animó a vender por internet.
Los clientes de Débora deben esperar de 10 a 15 días más el tiempo de envío para recibir su pedido a través de FedEx y DHL, en el caso de que deba enviarlos más lejos utiliza la paquetería de Castores. A la fecha, los pedidos llegan a Ciudad de México, San José de los Cabos, Quintana Roo y Estados Unidos.
Además ya cuenta con una red de mujeres que la ayudan a bordar, cortar tela y coser para entregar los pedidos a tiempo, su mamá y sus cuatro hijos la ayudan a seguir con el negocio. Los pedidos van por turnos y los precios oscilan entre los 600 pesos la docena de las figuras más grandes a 100 pesos en el caso de las más baratas.
lvm
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