Una prenda sencilla, pero elegante como la bufanda, es una gran aliada a la hora de proteger los pulmones y todo el sistema respiratorio de cualquier persona, pero sobre todo a los que han sufrido covid-19 y quedaron con efectos secundarios. Son ideales para las personas asmáticas.

Sin embargo, la bufanda que protege “el centro regulador de frío, es decir, el cuello”, no ha sido una prenda de uso común entre los costarricenses, sobre todo en los hombres.

La saludable recomendación, que va más allá de la moda, la hace el neumólogo Carlos Estrada, quien dice que aunque Costa Rica sea un país tropical y no tenga temperaturas frías extremas, es necesario que la gente se abrigue el cuello para evitar complicaciones de salud.

“En los últimos días hemos sentido mucho frío debido a fenómenos meteorológicos y en momentos así es que deben extremarse las medidas preventivas para evitar enfermedades respiratorias. Lo más importante es proteger el centro regulador de frío, es decir, el cuello.

“Si una persona llega a un edificio donde hay aire acondicionado, al entrar el cuerpo sufre un cambio brusco de temperatura y puede causar inflamaciones en las vías respiratorias, rinitis e incluso afectar a las personas que sufren asma. Los deportistas también deben cuidarse cuando salen a hacer deporte, hay unos cuellos de tela que cubren solo esa parte y no incomodan”, dijo.

[ Caja extendió el seguro de los trabajadores suspendidos hasta el 31 de marzo ]

El especialista explicó que aunque las bufandas, pañoletas y cuellos de tela no previenen contagios de covid-19, sí pueden complementar el uso de la mascarilla. Además, ayudan mucho a evitar alergias e incluso protegen a quienes ya tuvieron coronavirus debido a que muchas veces esas personas quedan con problemas respiratorios y el proteger el cuello favorece la recuperación.

Irene Jara, consultora en Imagen Pública, dice que las bufandas no solo ayudan a la salud sino que también están siempre a la moda y dan un toque especial.

“Están muy en tendencia y hay muchos estilos, lo que tiene que tomar en cuenta la gente que la usa es cuál le favorece más a su tipo de cuerpo. Cada quien debe determinar si por su contextura le va una bufanda larga, una más corta, una delgada o una un poco más gruesa.

Por ejemplo, la gente bajita no debe usar una bufanda muy gruesa, ni con nudos grandes, sino una de tela delgada.

“Es importante también que las personas tomen en cuenta que si usan una blusa estampada, no deben usar una bufanda o pañoleta estampada también, sino mas bien algo liso, además, el color debe verse bien con el resto de la vestimenta, una persona no debe vestir más de tres colores a la vez”, explicó.

“Estos accesorios se pueden usar casi en toda ocasión y a cualquier hora, para ir a trabajar en las mujeres queda muy bien, pueden ponerse algún diseño sólido, cuadros, figuras discretas. Ya si es para una fiesta puede ser de un color fuerte que haga contraste con la vestimenta, algo más alegre y festivo”.

En el caso de los hombres ellos también pueden usar bufandas, siempre y cuando no tengan puestos saco y corbata, ya que eso podría recargar el atuendo. Algunos son más conservadores y se resisten a usar este tipo de accesorios, pero otros se apuntan a la moda y la disfrutan bastante.

“Si ellos van a trabajar con pantalón y camisa pueden ponerse una bufanda o un cuello, les hace ver muy elegantes. También pueden usarlos cuando van al cine, a una fiesta, a una reunión con amigos, a comer o a dar un paseo”, expresó.

Karla Solano es una pulseadora que desde hace 14 años se dedica a hacer bufandas. Ella tiene su propia empresita y se llama Cambiáre.

La vendedora dice que cuando empezó su negocio producía más que todo la bufanda tradicional, pero poco a poco la moda ha ido cambiando y expandiéndose.

“Muchas de mis clientas hacían viajes y llegaban contándome que habían visto bufandas diferentes y me pedían que se las hiciera, así que empecé a hacer productos diferentes, pero siempre para cubrir el cuello.

Uno de esos estilos es la cuellera que es tanto para mujeres como para hombres. La cuellera no se usa enrollada, sino que se mete la cabeza, son muy cómodas porque no se sueltan.

[ Chiquitos estarán más seguros en las escuelas que en las casas ]

“Muchas de mis clientas son asmáticas y ellas me piden pañoletas, bufandas y hasta ponchos para protegerse en el trabajo de los aires acondicionados, algunas hasta le ponen esencias de menta o eucalipto para sentir el aroma refrescante”, contó.

Ella dijo que cada vez son más los hombres que también buscan cuidarse del frío.

“Me buscan mucho los motociclistas para comprar cuelleras porque dicen que en la calle les pegan unos chiflones increíbles. También guardas de seguridad que trabajan de noche y mensajeros que tienen que andar en la calle todo el día”.

Karla dice que sus productos son también muy buscados por sus clientes para hacer regalos a conocidos de otros países, sobre todo en los que cae nieve, ya que como son hechos en lana abrigan bastante.

“Yo hago estilos para todos los gustos, bufandas de las típicas, otras con nudo fijo, algunas más cortitas, cuelleras que también tienen gorro, en fin, lo que la gente quiera y en los colores que deseen.

“Para las fiestas de fin de año la gente busca colores vivos como el rojo, el verde, los hombres son más dados a pedir colores grises, azules o negro”, detalló.

Los precios de estos accesorios van desde los ¢6 mil en adelante.

Artículos relacionados

  • Sin minería ni Portezuelo, nace en Malargüe una empresa que produce vino

    Sin minería ni Portezuelo, nace en Malargüe una empresa que produce vino

  • Adiós a Carlos Marín: así es el patrimonio y la fortuna que deja el cantante de Il Divo

    Adiós a Carlos Marín: así es el patrimonio y la fortuna que deja el cantante de Il Divo

  • Récord de mujeres afiliadas a la Seguridad Social, pero temporales y con bajos salarios

    Récord de mujeres afiliadas a la Seguridad Social, pero temporales y con bajos salarios

  • Ceviche a Recoleta y medialunas para funcionarios: la apuesta de los trabajadores de la Villa 31 para vender fuera del barrio

    Ceviche a Recoleta y medialunas para funcionarios: la apuesta de los trabajadores de la Villa 31 para vender fuera del barrio