En agosto de 2020, el público español centró sus ojos en Estados Unidos durante dos semanas. Eran las 500 Millas de Indianápolis y la expectación era máxima ante la perspectiva de que Fernando Alonso pudiera completar la triple corona. Pero, cuando el escenario ya estaba preparado, un actor secundario irrumpió en la escena para llevarse todos los focos. Apareció de la nada con uno de los coches más humildes de la parrilla y dio alas a la imaginación con un séptimo puesto en la sesión de clasificación. A partir de ese día, todas las personas a ambos lados del Atlántico fueron conscientes de que había un piloto llamado Alex Palou que aspiraba a todo.

Palou se marchó de aquella carrera con un accidente, pero también con un apretón de manos con Chip Ganassi. Tuvo la osadía de buscarle en el paddock y decirle abiertamente que quería correr para él. Chip quedó prendado de ese descaro y cuando vio la velocidad de Alex en los entrenamientos tuvo claro que aquel joven tenía potencial, de modo que apuntó su nombre y comenzó las negociaciones para ficharlo. El resto es historia. Rebobinamos a 2021 y ahora ese debutante irreverente se ha convertido en el primer campeón español de la IndyCar, la categoría reina de monoplazas en Norteamérica. Y nada hace presagiar que vaya a detenerse aquí, porque aún tiene una deuda pendiente con las 500 Millas.Alex Palou y el poder de la persistencia Alex Palou y el poder de la persistencia

La anécdota del Alex que se atreve a tutear a Chip Ganassi en Indianápolis es tan sólo un capítulo más en la vida de una persona que ha peleado por cada metro tanto dentro como fuera de la pista. Y su don de la oportunidad en aquella Indy500 era algo que ya le había acompañado desde que era un niño. "En el karting siempre se dejaba ver en el momento más importante", recuerda su padre, Ramon. "Hacía alguna cosa interesante y había alguien que se fijaba en él. Y hasta aquí". Ya fuera CRG en su etapa en el karting, Campos Racing en el salto a los monoplazas, Team Goh en Japón o Chip Ganassi en Estados Unidos, ésta es la máxima que siempre le ha acompañado.

Algunos pilotos tan sólo conjugan el verbo conducir, pero en el caso de Alex no es así. Los estudios nunca le apasionaron tanto como las cuatro ruedas, pero es curioso con el mundo que le rodea y le gusta aprender cómo funcionan las cosas. Desde marzo de 2018 lleva con su pareja una cafetería en el centro de Girona. Está en una ubicación privilegiada, a cinco minutos a pie de la catedral. Ponerla en marcha no fue fácil, porque algunos arrendadores no le tomaban en serio. Tenía 20 años en aquel entonces y les parecía demasiado joven para llevar un negocio. Se ha vuelto a cruzar con esas personas y ahora le miran distinto, explica.

En su día a día en la IndyCar, Palou lleva dónuts al circuito cuando ha tenido un accidente y los mecánicos tienen que echar horas extra. Cuando conoció a Will Power se presentó con el entusiasmo propio de un fan y Scott Dixon dice de él que "a veces es demasiado amable". Su amigo y asistente Roger Yasukawa explica que es "el piloto más fácil de tratar con el que he trabajado". Adrián Campos decía que le había dado "mucha caña en este sentido, porque hay algunos pilotos que dejan de saludar cuando están arriba". Su padre Ramon dice que le viene de serie, "porque siempre fue un niño modélico que nunca nos dio problemas". Le comparan con Alex Zanardi por su proximidad, pero sabe lo que quiere y no se detiene cuando tiene un objetivo. Ha trabajado el aspecto psicológico desde que residía en el CAR de Sant Cugat, posee una confianza en él mismo a prueba de bombas y es leal a su círculo íntimo. Es difícil que le engañen más de una vez.

Los primeros pasos en el Kartòdrom Catalunya de Lliçà de Vall

La historia de Alex comienza en Sant Antoni de Vilamajor, un pueblo catalán de poco más de 5.000 habitantes situado a la falda del Montseny. Él lo conoce bien, porque ya de pequeño había entrenado ahí con su bicicleta de montaña. Está a un tiro de piedra del karting de Cardedeu, donde tuvo su primera experiencia en el automovilismo, y a unos veinte minutos del desaparecido karting de Lliçà de Vall, donde hizo sus primeras competiciones. Al lado de este último está el Circuit de Catalunya. La particularidad de Palou, sin embargo, es que nace en una familia trabajadora muy joven sin tradición automovilística, lo cual hace aún más improbable su historia.

La única conexión de la familia de Alex con las carreras era la pasión de su padre por la Fórmula 1. "Yo era un aficionado de televisión", dice Ramon. En casa de los Palou Montalbo, los domingos por la tarde se veía Fórmula 1. "Yo la ponía en la tele como la sigo poniendo ahora, aunque a mi hija no le importe mucho. A Alex tampoco le gustaba mucho al principio, aunque sí que se la miraba". Alex siempre se refiere a Michael Schumacher como su ídolo de infancia porque era a quien apoyaban en casa. "Yo me enganché prácticamente cuando comenzó la época de Schumi", añade Ramon. "Luego Alex empezó en el karting y fue la transición entre Schumacher y Alonso, y en casa obviamente seguíamos apoyando a Schumacher".

Pero Palou no se hizo piloto para imitar a los tipos que salían en la televisión, sino por su tozudez por subirse a un kart. Cada día pasaba por delante del karting de Cardedeu cuando iba y volvía de la escuela, y con cuatro años le pidió a sus padres que le llevaran ahí. Quizá en otra familia esto habría caído en saco roto, pero para Ramon, que "con ver y oler el humo de un motor ya tenía suficiente", que el pequeño se quisiera divertir en ese mundillo también le daba a él la oportunidad de vivir su afición desde otro punto de vista.

"Cardedeu es el recuerdo romántico; la anécdota de que cuando fuimos ahí a Alex todavía le faltaba medio metro para llegar a los pedales y otro medio metro para llegar al volante". Ese día los Palou descubrieron que no había karts de alquiler para niños tan pequeños. Ambos tomaron cartas en el asunto. El Alex de cuatro años, hinchándose a comida para crecer más rápido y poder correr. Y el Ramon de 23, aunando esfuerzos con toda la familia para regalarle un kart de segunda mano por su quinto aniversario, el 1 de abril de 2002.

"Si quería correr, la única alternativa era comprarle un kart de cadete y adaptarlo a su tamaño. Con mi suegro acabamos haciendo bricolaje varias veces para adaptar la pedalera, el asiento…". Aquel primer kart durmió en las instalaciones del Kartòdrom Catalunya, en Lliçà de Vall, pero pasó a mejor vida en un accidente. "Chafó alguno que otro", recuerda Ramon. Fue en Lliçà donde Alex se aficionó de verdad a este deporte.

Nunca hubo la pretensión de que se acabara convirtiendo en piloto. A Alex le gustaba la velocidad y a Ramon las carreras, y en Lliçà encontraron el lugar en el que vivir su hobby. "Nosotros íbamos al karting para pasárnoslo bien y hacer unas vueltas, de la misma forma que hay niños que los sábados juegan un partido de fútbol con el equipo de turno. Era una cosa que podía compartir con Alex y que a mí también me apasionaba. Cuando teníamos un rato libre, cogíamos el coche e íbamos ahí, y como el kart ya estaba ahí todo era bastante rápido".

Aquel karting de Lliçà de Vall tenía un campeonato social, que fue donde Palou hizo su primera incursión en una competición. Debutó con cinco años y lo ganó con seis. A Ramon, esos dos años le sirvieron para aprender a montar y desmontar un kart de todas las formas posibles. "Yo no tenía ni la más mínima idea de mecánica", admite. "Aprendía sobre la marcha. A medida que iban pasando cosas, iba aprendiendo los truquillos del karting. Y al final es como todo: si te esfuerzas, lo aprendes".

Los Palou estaban contentos en aquel campeonato, pero entonces pasó algo que marcó un punto de inflexión: les echaron del karting por un rifirrafe con la organización. Lo que al principio pareció un problema acabó siendo una bendición.

"A Alex y a mí no nos importaba si eso era un campeonato social o el campeonato del mundo. Con eso ya estábamos satisfechos. Teníamos el karting, hacíamos varias carreras… Con eso ya estábamos cómodos. Pero cuando nos echaron del karting nos obligaron a buscarnos la vida. Acabamos en el karting de Sallent, pero nos quedaba muy lejos y ahí no había ningún campeonato. Así que nos liamos la manta a la cabeza y nos metimos en el campeonato catalán".

Alex Palou y el poder de la persistencia

Comenzaron en el campeonato catalán con su propia estructura –"no tenía mucha historia: se trataba de hacerse con el material, una furgoneta…"– con otro exalumno del karting de Lliçà. Llamaron a Marlon Kart para comprarle el material y al año siguiente empezaron a correr en su equipo. "Poco después apareció Juan Santos, de Benikarts. La oferta que nos hizo fue que no pagábamos nada y el niño corría para ellos. Y así lo hicimos. Ganamos el campeonato alevín de España con ellos en 2006".

Fue más o menos en esa época cuando Alex Palou coincidió en las pistas con Carlos Sainz Jr, que comenzaba en el karting. Hoy en día existe respeto y cordialidad entre ambos, pero las cosas no siempre fueron fáciles. La presión por ganar era máxima y Ramon recuerda que en aquella época "hubo algo más que tensión" en la zona de boxes. Alex ganó a Carlos en la Copa de Campeones y de ahí pasó al equipo de Mariano Molina, el padre de Miguel Molina, con quien terminó la época de cadete.

Entonces llegó el momento de saltar al karting internacional en KF3. El paso implicaba un esfuerzo económico inasumible. "Estuvimos mucho tiempo esperando una propuesta y cuando llegó era 'esto cuesta 200.000 euros, págalos'". Simplemente inasumible. Alex estuvo a punto de colgar el casco. "No queríamos hacer las cosas a medias. O seguíamos como teníamos que seguir, que era haciendo junior a nivel internacional, o nos lo tomábamos como un hobby". Por suerte, un mecánico de confianza les puso en contacto con Genís Marcó, que les lanzó un salvavidas. "Nos hizo un trato muy bueno. Firmamos un año con Genís e hicimos internacional. Nos fue muy bien".

En ese momento es cuando entra en escena el cuñado de Ramon, que en aquel momento todavía era un adolescente. "Estaba compaginando los estudios con la incorporación a la empresa familiar de mi suegro", explica el padre de Alex. Él pudo echarse a la carretera y acompañar a Alex por toda Europa cuando Ramon no podía estar. "Mi suegro le dejó que fuera a las carreras cuando yo no podía ir. En el karting a veces te tiras una semana entera en una pista. Yo cogía un avión cuando salía del trabajo el viernes por la tarde y volvía a casa el domingo, porque el lunes por la mañana tenía que ir a trabajar".

Con Genís Marcó, Alex ganó el campeonato de España en KF3 e hizo sus primeras carreras a nivel continental. Negociaron otra vez para la siguiente temporada, pero el acuerdo que les proponía no les acababa de convencer. "Teníamos que hacer una serie de sacrificios económicos y en casa siempre teníamos muy claro hasta dónde podíamos llegar". Pero por suerte volvió a la palestra Mariano Molina, que les hizo saber que en CRG estaban buscando pilotos. "Cogimos el avión, nos reunimos en Italia con Giancarlo Tinini y nos dijo 'está todo pagado'". Dicho y hecho: Alex se convirtió en su piloto oficial.

El esfuerzo extra de viajar por el continente ya había empezado a hacer mella en la escuela. Compaginar unos estudios ‘normales’ con un calendario que te obliga a estar fuera de casa unos cien días al año era básicamente imposible. Con la ayuda de una beca, la familia tomó la decisión de que Alex se marchara de casa con apenas 13 años para mudarse al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, a unos 40 minutos de Sant Antoni de Vilamajor.

"A nadie le gusta que su hijo de repente ya no esté en casa", recuerda Ramon. "Íbamos siempre a media semana para cenar con él y que así viera a su hermana, y el viernes lo iba a recoger cuando salía de trabajar para traerlo a casa. Le tocó abandonar antes de tiempo la protección del hogar, pero el CAR fue una salvación. Estábamos teniendo problemas con algunos profesores y a nosotros también nos costaba de justificar, porque los karts no eran razón suficiente para comprometer su educación. En el CAR tuvo un instituto que le permitía reengancharse fácilmente cuando no estaba compitiendo".

Otro beneficio de estar en el Centro de Alto Rendimiento era que por primera vez tuvo acceso a un entrenamiento físico de primer orden. "Hasta que llegamos ahí eso fue muy difícil de compaginar. Yo había intentado que le dejaran entrar a un gimnasio, pero los gimnasios no están hechos para niños de diez u once años. En el CAR tuvo un entrenador, como todos los deportistas que están ahí, y aprendió lo que era ponerse en forma".

Alex corrió un par de temporadas con CRG, donde coincidió entre otros con Max Verstappen. Ganó la clasificatoria del europeo y quedó segundo en el campeonato de Europa de 2012. El campeón fue George Russell. "Los principios fueron difíciles, porque llevaban mucho tiempo sin ganar y corríamos con un motor que no iba. Pero cogieron motores de otro fabricante y se alinearon los astros". Alex ganó el WSK Euro Series en KF3 en 2012 y en 2013 obtuvo el campeonato de España en KF2. "Estaba on fire. Y entonces es cuando apareció Adrián Campos con una propuesta para que corriera en monoplazas".

Esta propuesta le llegó a Alex en forma de WhatsApp durante una clase de matemáticas, en otoño de 2013. El remitente era Adrián Campos Jr, que le dijo que querían contar con él para la siguiente temporada. La alegría de Alex fue tal que la profesora le echó de la clase. Quedaron en conocerse en Montmeló aquel noviembre durante la visita de la Eurofórmula Open y poco después Alex y su padre hicieron el primer viaje en coche hasta Alzira, al sur de Valencia, para visitar la sede del equipo. En diciembre ya estaba haciendo el primer test.

Victoria en Montmeló con la Eurofórmula Open (2014)

Victoria en Abu Dabi con la GP3 (2015)

Valencia se convirtió en su segunda casa. Seguía afincado en el CAR de Sant Cugat, pero cogía el Euromed entre Sants y Joaquín Sorolla cuando tenía que preparar una carrera o trabajar en el simulador. En la capital del Turia le recibía siempre Adrián Campos Jr, que le preparaba la habitación de invitados de su casa. Alex recordaría más tarde que lo acogieron como "a uno más de la familia".

Adrián Campos, padrino de campeones, dijo de él que tenía "la cabeza de Antonio García y la madurez de Fernando Alonso", y con estas declaraciones saltaron todas las alarmas ante el talento que estaba por llegar. En la Eurofórmula Open, la Fórmula 3 española, Alex respondió a su confianza. Su debut oficial en monoplazas tuvo lugar en Nürburgring, donde consiguió la victoria, la Pole Position y la vuelta rápida. En aquel 2014 volvió a ganar en Silverstone y en Montmeló, en esta última con toda la familia en las gradas. Terminó tercero en el campeonato. Poco después, Campos anunció su entrada en las GP3 Series de cara a 2015 y Palou se convirtió en la apuesta del equipo.

En aquella temporada de GP3 se midió entre otros a Esteban Ocon. Las expectativas eran máximas y las manos estaban ahí, pero aún le faltaba experiencia. Hizo un Top 5 en las tres primeras clasificaciones del año, pero siempre tuvo contratiempos. En Barcelona no gestionó bien el embrague. En Austria, caló motor. En Silverstone, acabó abandonando por una avería. La presión iba in crescendo y se filtró en algunos errores de pilotaje, como un trompo durante la vuelta de formación en Italia.

Alex remontó el vuelo y en Abu Dabi consiguió una victoria redentora en la última prueba del calendario, donde dominó desde la Pole la prueba del domingo. "He aprendido que nunca te puedes dar por vencido", dijo aquel día. "En casi cada carrera he tenido algún problema, ya fuera mecánico o de pilotaje. Si me hubiera dado por vencido en Montmeló, en Silverstone o en cualquier otro circuito, si no hubiera tenido las ganas que tengo de seguir trabajando, seguramente no hubiéramos ganado la última carrera de la temporada".

2016 tenía que ser el año de su confirmación en la GP3. Compartía parrilla con Charles Leclerc, que ya arrastraba muchas miradas por su vínculo con Ferrari. Ganarle hubiera enviado un mensaje, pero Alex vio rápidamente que era misión imposible. Aquella temporada la categoría cambió de monoplaza y el equipo Campos simplemente no lo dominó con la misma maestría que el anterior. En la primera clasificación del año, Palou se quedó a 2,6 segundos de la Pole. En la última, todavía estaba a 0,8 segundos.

Ramon guarda un recuerdo muy amargo de aquel 2016, porque la carrera de Alex volvió a pender de un hilo. "No le deseo a nadie eso. Es la única vez que he visto a Alex bajarse de un coche a media carrera. Era un desastre. La gente no sabe si tu coche es rápido o no, sólo ve que quedas el 27º en una parrilla de 28 coches, que te meten un segundo por vuelta, que las ruedas se te acaban diez vueltas antes que al resto y que acabas pareciendo un tonto en la pista. Eso es lo que acaba quedando y eso era lo que nos pasaba. Era un desastre y estábamos abocados a volver al karting".

Después de aquello parecía que no había futuro. Aquel 2016 llegó a probar en la Ferrari Challenge, lo cual no era un buen augurio. Pero a última hora surgió una oportunidad. Un equipo japonés de Fórmula 3, Threebond Drago Corse, le preguntó a Dallara si había disponible algún piloto europeo. Los requisitos eran que fuera rápido y que no les saliera caro. Alex cumplía el perfil. Sin otras propuestas encima de la mesa, dijo sí e hizo las maletas. Japón comenzó como "una aventura forzada" ante la falta de alternativas, pero acabó siendo el primer paso en el camino que finalmente le llevaría hasta la IndyCar. En aquel 2017 también llegó a correr esporádicamente en Fórmula 2 –con Campos, como sustituto en dos pruebas– y en World Series –con Teo Martín, en seis carreras–.

Los caminos de Alex Palou y Adrián Campos se separaron después de aquello. Cuando Adrián falleció en enero de 2021, Alex dijo que de no haber sido por él quizá aún estaría en el karting. Aquello no era una exageración. "Alex siempre pensó que todo esto le llevaría a tener una carrera profesional en el karting", señala ahora su padre. "Ya la tenía, porque con CRG la propuesta era tener un sueldo. Podría haber hecho como otros y correr ahí 15 años y luego convertirse en mecánico. Él pensaba que ése podría ser su futuro". El paso por las fórmulas con Campos Racing no fue siempre un camino de rosas, pero le llevó al siguiente nivel. La última vez que Alex y Adrián se vieron fue en diciembre de 2020, en un test de Fórmula 4 en Cheste, con Palou ya confirmado para Chip Ganassi.

Con el Fórmula 3 japonés de Threebond Drago Corse (2017)

Con el Súper Fórmula de Nakajima Racing (2019)

Con el McLaren GT3 de Team Goh, Súper GT (2019)

Alex llegó a Japón con 19 años. El choque cultural y la barrera idiomática fueron importantes, y la diferencia horaria con Europa no hizo las cosas más fáciles porque apenas tenía tiempo para hablar con los suyos. Aun así, la Fórmula 3 japonesa fue todo un éxito: ganó tres carreras y terminó tercero en un campeonato en el que todos los circuitos eran nuevos para él. Llamó la atención. En diciembre el equipo Nakajima le dio un test con un Súper Fórmula en Suzuka. Alex fue el debutante más rápido del día y el mejor Honda. Nakajima no tenía vacantes para 2018, pero guardó aquel test en la memoria y un año después le repescó para darle la oportunidad de competir en la élite de los monoplazas en 2019.

Mientras esto ocurría, un expiloto de IndyCar convertido a jefe de equipo, representante de pilotos y spotter tanteó a Alex para hacer el Super GT. Ese expiloto era Roger Yasukawa, un nipo-americano con 40 carreras de IndyCar a sus espaldas que en aquel momento se encargaba de la dirección deportiva del equipo Team Goh. No conocía muy bien a Alex, pero buscó referencias en el paddock y pronto vio que valía la pena. Al principio fue tan sólo su jefe de equipo, pero con el paso del tiempo se convirtió en el guía que le ayudó a llegar a Estados Unidos.

"Nos conocimos a finales de 2018", nos explica Roger. "Nosotros estábamos preparándonos para correr en el Super GT con un McLaren GT3 y mi primera tarea cuando asumí ese trabajo fue contratar a Alex como uno de nuestros pilotos. Entonces no le conocía mucho, pero hice mis averiguaciones por el paddock antes de nuestra primera reunión y todo el mundo hablaba muy bien de él. Alex dejó una reputación muy buena en Japón cuando hizo la Fórmula 3. Todo el mundo sabía que era muy rápido y había esa sensación de que aún podía serlo más si le daban un coche más potente, como al final ha acabado ocurriendo. El Sr Goh ya sabía que tenía un gran futuro y por eso quiso apoyarle contratándole".

Roger trabaja a día de hoy con Monaco Increase Management, la empresa de representación de Salvatore Gandolfo que se encarga de gestionar la carrera deportiva de Alex. A efectos prácticos, Roger es el enlace con Estados Unidos y la persona que está más cerca de él en el día a día para ayudarle con su agenda y sus compromisos y acuerdos comerciales.

Le describe como una persona "muy exigente en las carreras y en lo que quiere, pero también muy amable". "Es el piloto más fácil de tratar con el que he trabajado. Es honesto y directo, y su actitud ha sido muy buena desde el primer día y cada vez es más fuerte mentalmente. Es muy fácil tratar con él, pero en su mente tiene muy claro lo que quiere. Y todavía tiene 24 años, por lo que creo que tendrá mucho éxito en el futuro".

En el Team Goh, Alex encontró así el grupo trabajo que más tarde le llevó hasta la IndyCar. Encontró a Roger, a quien masacró a preguntas y a quien implicó para que le abriera las puertas de Estados Unidos. Y encontró a Kazumichi Goh, el dueño del equipo, un filántropo de las carreras que estaba dispuesto a invertir si la situación lo valía y que se acabó convirtiendo en el mecenas de su primera temporada en América.

"Empezamos a hablar de la IndyCar en 2019", añade Roger "Él sabía que yo venía de ese mundo y me mostró mucho interés, así que hablamos de cuáles eran los pasos que tenía que dar". Lo primero que Roger le sugirió fue que viajase a un oval para ver si le causaba impresión. "Para ganar en IndyCar tienes que ser bueno en los ovales y hay muchos pilotos europeos que no quieren correr ahí". Alex viajó a la carrera de Texas, donde vio ganar a Takuma Sato, que era precisamente el piloto al que Yasukawa había hecho de spotter durante más de una década.

La experiencia no le atemorizó, sino todo lo contrario. Alex pudo saludar a varios jefes de equipo y comenzó a husmear por el paddock. De vuelta a Japón, le confirmó a Yasukawa que quería intentarlo. Aquello era el 8 de junio de 2019. A mediados de julio, Alex recibió la llamada de un dueño de equipo que en el pasado había tratado comercialmente con Kazumichi Goh: Dale Coyne. Coyne le ofreció la posibilidad de probar un IndyCar en Mid-Ohio el día después de la carrera, el 29 de julio.

"Por suerte el Sr. Goh tenía buena relación con Dale Coyne, porque en el pasado había sido su patrocinador", recuerda Roger. "Pudimos hacer el test de Mid-Ohio y ahí Alex estuvo fantástico. Fue muy rápido, más rápido que la Pole, y Coyne se quedó realmente impresionado por lo que había sido capaz de hacer en un solo día. Eso nos llevó al siguiente paso, que era intentar firmar con el equipo para hacer toda la temporada".

Entre los preparativos para el test y la firma del contrato, Alex coincidió en tres carreras de la Súper Fórmula con Patricio O'Ward. No lo sabía por aquel entonces, pero estaba ante el piloto que acabaría siendo su principal rival por el título en 2021. O'Ward había ganado la Indy Lights el año anterior y ya tenía experiencia en carreras de la IndyCar. Palou aprovechó su presencia en Japón para hacerle mil y una preguntas sobre cómo funcionaban las cosas en aquel mundo que él quería conocer.

En ese momento se planteó un dilema: seguir en Japón o viajar a Estados Unidos. En la Súper Fórmula tenía un volante garantizado para 2020 y sabía que podía optar al título –un título que en aquel 2019 se le acaba escapando en la última carrera, de hecho–. La IndyCar era un gran riesgo, porque correría en un equipo pequeño y un solo año sin ninguna garantía de más futuro. "Esa es la primera vez en toda su carrera que Alex puede escoger qué quiere hacer", recuerda ahora su padre. Tras toda una vida enlazando oportunidades, por primera vez tiene la sartén por el mango y puede decidir.

Durante aquellos meses, Yasukawa y Palou también hablaron de lo que esta decisión podía suponer a largo plazo. "Le dije que, si su objetivo era la Fórmula 1, quizá le interesaba más seguir en Japón para ganar el campeonato, porque iba a necesitar los puntos de la superlicencia", señala Roger. "Pero le dije que, si no era así y quería apostarlo todo a la IndyCar, tenía que tener claro que tendría que tomarse Estados Unidos como algo con lo que comprometerse al menos un par de temporadas".

Alex Palou escogió Estados Unidos.

Escenas de la primera temporada en IndyCar con Dale Coyne with Team Goh (2020)

Dar el salto a América no fue sencillo. Dale Coyne había quedado impresionado con su velocidad, pero Alex estaba obligado a aportar un presupuesto que hiciera que aquella operación fuera viable para todas las partes. Aquí jugó un papel instrumental Kazumichi Goh, que se convirtió en socio del proyecto. De ahí que el dorsal número 55 fuera conocido durante 2020 como 'Dale Coyne Racing with Team Goh'.

"En el test Alex hizo su trabajo, que era impresionar al jefe del equipo", dice Roger. "A partir de ahí, mi trabajo fue negociar con el equipo y hablar con el Sr Goh. Fue una negociación larga, pero tuvimos la suerte de poder contar con su apoyo económico. El Sr. Goh se involucró, pero dijo que sólo estaría un año. El plan era que él nos ayudaría a llegar a la IndyCar, pero que a partir del segundo año nosotros ya teníamos que buscarnos nuestro propio futuro".

En su debut en la IndyCar tuvo que remar contra varios factores, el mayor de ellos la pandemia del covid-19, que retrasó el inicio de la temporada, canceló todos los test privados y reformuló el formato de los fines de semana, reduciendo las horas de entrenamientos libres para ahorrar dinero. Todo esto iba en contra de un joven sin experiencia que necesitaba hacer kilómetros para ponerse al día. Pero Palou dio destellos de calidad, primero con un podio en Road America y luego con una memorable actuación en las 500 Millas de Indianápolis que le sirvió de tarjeta de presentación.

En aquellas 500 Millas tuvo de spotter a Roger, que en el pasado había desempeñado esta función para Takuma Sato. "Alex estaba muy calmado. Él no toma riesgos innecesarios", reflexiona ahora. "Como yo también había sido piloto, sabía qué estaba pensando en ese momento. Si veía que estaba haciendo algo mal, se lo comentaba al acto. Takuma era más del 'todo o nada', pero gestionar a Alex era muy fácil. Nunca me tenía que preocupar de frenarlo o de calmarlo. Eso se ha acabado viendo en los resultados. Alex sólo necesita que le des toda la información que le pueda ser de utilidad durante la carrera".

Palou se clasificó séptimo en aquellas Indy500, y de no ser por un accidente en la segunda curva quién sabe dónde podría haber terminado. Esta actuación, combinada con el desparpajo de presentarse en persona a Chip Ganassi y decirle que quería correr para él, fue lo que puso la semilla de lo que acabaría siendo su fichaje por una de las mayores estructuras de todo el deporte.

"La persona que abrió la puerta de Ganassi fue Alex cuando se presentó a Chip", recuerda Yasukawa. "Alex le preguntó qué tenía que hacer para correr para él y Chip le dijo que siguiera haciéndolo como hasta entonces, que quizá en algún momento habría la oportunidad. Ese fue el primer diálogo con el equipo. Luego Dario Franchitti se puso en contacto y hablamos de la posibilidad de que Alex se uniera a ellos".

"Las negociaciones duraron un par de meses. El equipo ya sabía que Rosenqvist se iba a ir a McLaren y que el coche número 10 se iba a quedar libre, de modo que tenían que encontrarle el sustituto. Sé que tenían a Alex en mucha consideración, aunque imagino que también sondearon a varios pilotos más. Por eso no fue una negociación fácil".

"Conseguimos cerrar el acuerdo antes de que terminara la temporada en St Petersburg, de modo que nosotros ya estábamos tranquilos porque sabíamos qué íbamos a hacer. Una semana después de aquello ya estábamos en Barber para hacer el primer test con Chip Ganassi. Alex abrió la puerta del equipo y puso en marcha todo eso".

Con la firma de este contrato, Kazumichi Goh se retiró de Estados Unidos contento porque su inversión había ayudado a su pupilo a llegar hasta lo más alto. Alex no olvidó su ayuda y lució de forma desinteresada el logo del Team Goh en su casco durante la temporada 2021, aunque entonces ya no estaba bajo su paraguas. En aquellas 500 Millas de Indianápolis también compitió con un casco de inspiración japonesa.

El resto es historia. Con la tranquilidad de un contrato multianual y la fuerza de una estructura establecida, Alex ha encontrado la estabilidad que necesitaba para canalizar todo lo que había aprendido. Y esto se ha acabado traduciendo en una serenidad que sorprende a todo el mundo que habla con él.

En diciembre de 2020, regresó a España para pasar las Navidades con la familia. Estaba absolutamente tranquilo ante la perspectiva de compartir equipo con Scott Dixon y de correr en las grandes ligas. "Cuando empecemos a ganar, la gente se va a emocionar", dijo durante una producción con SoyMotor.com. Dicho y hecho: debutó con Ganassi con victoria, se quedó a 0,49 segundos de ganar las 500 Millas de Indianápolis y fue el piloto más regular del campeonato.

"Él se siente como en casa en situaciones en las que otros se verían bajo presión", dice su padre, Ramon Palou. "La pregunta que nos hacíamos cada noche mientras cenábamos o cuando terminábamos una carrera era qué iba a pasar al año siguiente, si íbamos a poder seguir corriendo. Y ahora mismo ya hace mucho tiempo que no nos hacemos esa pregunta. Esa incerteza, el miedo a que esto se acabase, sí que era presión de verdad. Era una presión que te asfixiaba. Ganar o no ganar es otro tipo de presión".

Roger Yasukawa cree que en Chip Ganassi ha dado la última vuelta de tuerca que necesitaba. "Ha dado un salto tremendo. Esta temporada ha tenido a tipos como Dario Franchitti y Scott Dixon, tipos con mucha experiencia, y las cosas han funcionado mucho mejor con el equipo. Alex ha mejorado en muchas cosas. Por ejemplo, en la gestión del combustible y los neumáticos. Al principio era bueno en eso, pero ahora es fantástico. Sigue siendo la misma persona, pero ahora es más maduro y entiende mucho mejor las cosas".

Roger está convencido de que el mundo aún no ha visto lo mejor de Alex. "Que en su segundo año en IndyCar esté a este nivel tan sólo significa que tiene un futuro largo y brillante en esta categoría. Su valor comercial ha subido un montón esta temporada y estoy seguro de que en el futuro estará aún más ocupado que ahora". ¿Y un futuro en la Fórmula 1? Es la eterna pregunta, pero Roger lo ve improbable. "A cualquier piloto le gustaría tener la oportunidad de conducir en Fórmula 1, pero si no estás delante no es divertido. Conozco a Alex y sé dos cosas: que no quiere ser un piloto de pago y que él quiere ganar carreras. Creo que tendrá una gran carrera en la IndyCar. Ahora mismo está centrado en las 500 Millas de Indianápolis".

"Que te diviertas corriendo es la esencia de esto", señala su padre, Ramon. "Yo nunca pensé en dónde nos podría llevar todo esto. De la misma forma que un día estábamos en la parrilla de un campeonato social, un día de repente estábamos en la primera fila de un mundial. Esto ha ido así, sin más perspectiva que la de poder seguir corriendo la siguiente temporada. Alex ha crecido y madurado en este mundo y su vida es esto. Tiene las cosas muy claras".

Roger Yasukawa y Alex Palou

Alex Palou y Chip Ganassi

Victoria en Road America (2021)

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