“Le conseguimos un pasador que le lleve las pacas de ropa a México, pero recuerde que esto es ilegal”, advierte Berenice a sus clientes. Para ella, vender pacas de ropa usada o nueva es cosa de todos los días y no tiene problemas. El negocio de venta de prendas de vestir es legal en Estados Unidos.
Lo que es ilegal es internar a México ropa usada, porque va contra la ley por cuestiones sanitarias, como también lo es importar vestimenta nueva sin pagar impuestos, cuando se trata de volúmenes que superan 500 dólares, el monto que una persona tiene derecho a traer como equipaje por ley.
A pesar de esa prohibición, Berenice “coordina” con un pasador el cruce de una paca o hasta un tráiler entero por la aduana mexicana sin “dificultades”, solamente la mordida necesaria para lograr que el oficial de comercio exterior no reporte la entrada de un auto, camión o camioneta con mercancía.
El negocio es bueno, dice John, un mexicano que cruza dos veces al mes la frontera para llegar a las grandes bodegas de ropa usada y nueva de Hidalgo, Texas, en donde compra saldos de todas las tiendas: Macy’s, Walmart, Forever 21, JC Penney, entre otras marcas reconocidas, de cadenas de autoservicio o de cualquier firma.
John es el intermediario entre una bodega de ropa estadounidense y sus clientes que venden ropa en Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, México y en diversas ciudades, sobre todo en mercados en donde cada prenda se puede vender en 20, 50, 80, 100, 150 pesos o más, dependiendo del tamaño y la calidad de la prenda.
Pese a las prohibiciones para importar ropa usada en pacas a México, en 2016 entraron poco más de 27 millones de kilos por un valor de 21 millones de dólares, según la oficina estadounidense de prendas de ropa y textiles.
Especialistas, que pidieron no ser citados, calculan que si el precio promedio es de 80 centavos de dólar el kilo, es decir, entre 14 o 16 pesos, entonces la prenda entra a cuatro pesos.
Las cifras de Estados Unidos muestran que en 2015 las exportaciones de pacas de ropa usada a México sumaron 36.5 millones de kilos, en 2016 se redujo a 27 millones, y se estima que se llegue a 30 millones durante este año.
Las fuentes afirman que la mayor parte de la ropa no es usada, sino que sólo 20% ha sido utilizada y 80% de la mercancía restante es saldo (ropa de bajo precio que ha estado por largo tiempo en bodegas, fuera de temporada o con algún desperfecto de fábrica).
Variedad en precios
En Hidalgo, Texas, cerca de Reynosa, Tamaulipas, son muchas las bodegas de ropa usada que venden las pacas en 22, 25 y 30 dólares o más cada paquete, mientras que la vestimenta nueva varía en función de la calidad, si es para hombre, mujer o niño; sport o casual.
Desde la avenida principal se observan las grandes bodegas y los letreros de venta de ropa usada o nueva. En algunos patios se colocan enormes botes de basura en donde se tiran las confecciones que tienen grandes defectos, pero aun así esas piezas son recolectadas por personas que las traen a México.
También se ofrece ropa usada por libra, a centavos, por dólar, aunque algunas prendas se venden por arriba de 4.50 dólares la libra —0.453 gramos— precios que varían según el esquema de venta del almacén y de lo usada que esté la vestimenta.
En uno de los locales, Laura, una hispana, explica que la calidad de la ropa usada es aquella que tiene una puesta o que nunca se utilizó y hasta trae etiqueta; está la tipo 2 y la 3, que corresponde a la ropa con más desgaste.
Dice que se venden por categoría de niño, mujer y caballero y que no se pueden escoger las piezas a comprar, se tienen que adquirir los paquetes que están armados.
Aun con un tipo de cambio de 17 a 20 pesos, una blusa de una libra se debe vender en más de 20 pesos, sólo para recuperar la inversión.
Precio y calidad
En este negocio hay de todo tipo de precios y calidades. En el caso de ropa nueva, el contenido de una paca varía entre 100 y 200 piezas, dependiendo del tipo de tela y si se trata de blusas, faldas, pantalones, suéteres, y según la talla, hombre, mujer, niños, ropa deportiva, de invierno o primavera-verano.
Al igual que en la ropa usada, en las bodegas se vende la vestimenta y se ofrece coordinar o dar el nombre del pasador que puede llevar la paca hasta México. En el caso de la ropa usada, en una de las bodegas se ofrecen pacas de 475 dólares o más por 100 piezas. Se trata de saldos que se venden por marcas y que pueden traer desde tallas pequeñas hasta grandes.
Dependiendo de la bodega es el tipo de ropa que se encuentra, pero en general se tratan de prendas para niños, jóvenes y adultos. Siendo las chamarras las pacas más grandes.
Samanta, quien atiende un local, dice que venden pacas de una misma prenda en distintas tallas y colores. Siendo las más caras las chamarras por mil 500 dólares el paquete con 250 piezas, mientras que 300 sudaderas para hombre y mujer se venden en mil 200 dólares.
Significa que una chamarra nueva se puede vender en 108 pesos en promedio, aunque hace falta sumar los costos de envío. En los mercados de México las chamarras se venden en más de 200 pesos. Mientras al fondo de la bodega trabajan más de 50 personas clasificando ropa, Samanta promete enviar una lista de precios por correo electrónico a los clientes que se interesan por comprar paquetes de prendas y propone coordinar el envío.
En la bodega que ella atiende no sólo se venden prendas de vestir, también hay artículos para el hogar, muebles, electrodomésticos, electrónicos, cobijas, accesorios, bicicletas, cosméticos y perfumes, entre otros accesorios.
Advierte que en ropa nueva hay distintas calidades, porque algunas son saldos o devoluciones que pueden estar sucias o tener daños.
El cruce de ropa
Cruzar la ropa requiere de un pasador, aquella persona que se encarga de llevar la ropa a la frontera y pasarla por las aduanas mexicanas para llevarlas al territorio nacional.
De eso se encarga Héctor, un mexicano que promete entregar la mercancía que se compre en Estados Unidos directamente al cliente en cualquier parte del país, sólo deben pagar mil 500 pesos por cada paca de ropa nueva que se quiera cruzar. Él pasa camionetas completas de pacas y hasta tráileres sin problema.
En el caso de Samanta, ella ofrece coordinar el envío con un pasador que llevará el producto al destino final. Los cobros varían: 80 pesos por paca o 15 pesos por libra si se queda la ropa en la frontera, o 22 pesos si es al interior del país, o 9 pesos si es a ciudades cercanas.
El negocio está totalmente controlado, si se quiere pagar en Estados Unidos debe hacerse una transferencia bancaria o si se liquida desde México el depósito se hace a varias cuentas de bancos del país, vía una casa de cambio.
Dependiendo de la bodega es el método. Con Berenice hay que pagar mil 500 pesos por cada paca de ropa que se pase y la liquidación de dicha cantidad se puede hacer en México.
Ellos saben que, de acuerdo con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), cuando se cruzan bienes por la frontera de Estados Unidos a México por vía terrestre, se puede internar mercancía por hasta 300 dólares de artículos, pero si se trata de Semana Santa, vacaciones de verano o invierno, los pasajeros mexicanos pueden introducir productos hasta por 500 dólares, cantidad que aplica a los connacionales que llegan por vía marítima o aérea.
Presunta corrupción
La otra prohibición que establece el SAT al denominar “mercancías que no pueden ingresar a México” son “ropa y calzado usados que no formen parte de tu equipaje personal”.
Sin embargo, se sabe que las confecciones entran a México violando la normatividad. Una situación que se conoce en el gobierno, pero que ven difícil combatir.
Fuentes oficiales y del sector privado, que pidieron no revelar sus nombres, coinciden en que los oficiales de comercio exterior de la Administración General de Aduanas (AGA) tienen un sueldo promedio de 15 mil pesos al mes, un monto relativamente bajo, que puede dar pie a la corrupción y a que admitan sobornos para dejar entrar mercancía a territorio nacional.
El problema lo conocen las autoridades, sobre todo en las aduanas de Tamaulipas, donde las irregularidades son más, pero aun cuando hay rotaciones del personal, la situación sigue.
Se tomaron algunas acciones, entre ellas, la AGA inició 12 procedimientos administrativos de cancelación de patente de agente aduanal porque la mercancía no cumplió con los trámites legales para su introducción a México.
Por ejemplo, por no presentar permisos de autoridades o no estar inscritos en el padrón de importadores y declarar valores distintos al proporcionado por el importador o exportador, principalmente.
Sin embargo, no hay estadísticas exactas que incluyan casos de agentes que tienen sanciones por importar ropa usada o nueva ilegalmente.
Comprar por internet
Es común ver en la red páginas en español que piden contactarlos, ya sea con llamadas o mensajes a teléfonos de Estados Unidos. Sin embargo, las empresas se cuidan, cambian de nombre, contestan personas distintas o no responden más que a las llamadas y mensajes de gente que no pregunta mucho y sí compran.
Posteriormente la transacción se puede llevar a cabo por correo y los detalles de la operación se pueden seguir por WhatsApp. Hay empresas de mercadeo que ofrecen sus productos vía internet desde la Ciudad de México.
No es necesario ir hasta Estados Unidos a comprar ropa, los distribuidores que tienen conexión directa con las bodegas de confecciones la ofertan directamente en México a través de páginas de internet o vía los portales de venta más famosos del país. Ahí se venden pacas de ropa “americana” por 50 o 60 pesos cada prenda, o por paquetes de 100 piezas a mil 500 pesos, 2 mil 500, 5 mil pesos o más, dependiendo del tipo de confecciones o de la calidad del saldo.
La autoridad lo sabe, pero el tamaño del problema es mayor a lo que se puede hacer para frenarlo, advierte un agente aduanal, quien añade que en el fondo estamos ante el hecho de que hay mercado en México para esa ropa.
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